Soy un poeta sencillo

Soy un poe­ta sen­ci­llo
No ten­go plu­ma de oro ni un gran gabi­ne­te
Uso hojas suel­tas y una biro­me
De esas que todos lados se ven­den.

Mis temas nos son rele­van­tes:
Dios, la fami­lia, el pai­sa­je, el amor
Las bellas muje­res, los bue­nos ami­gos
Escri­tos en ver­sos de arte menor.

Pero con mis humil­des tro­vas
La gen­te pudo reír y llo­rar
Y más de uno ha encon­tra­do
El amor, en mi bello can­tar.

Aho­ra ten­go ami­gos y ami­gas
Que escri­ben con plu­ma afi­na­da
Otros empie­zan a andar
El bello arte de pulir la pala­bra.

En esto de tras­cen­der los poe­tas,
Siem­pre nos damos maña,
Me ente­ré con ale­gría
Que un libro mío se lee en Espa­ña.

Sabe­mos que el arte lite­ra­rio
Siem­pre bue­na paga mere­ce,
Has­ta aho­ra solo aplau­sos y diplo­mas
La pla­ta, nun­ca apa­re­ce.

En fin tener que expli­car a la gen­te
Que no somos raros, que es un don
Usar la pala­bra, en dul­ce poe­sía:
A veces algún galar­dón.
 
Por  haber­me casa­do con la poe­sía
Ten­go muchos hijos
Que andan por el mun­do:
Unos miles de libros.
 
En oca­sión en la calle alguien
Me hace una pre­gun­ta que inquie­ta:
Diga, usted don de que tra­ba­ja
Orgu­llo­so le digo: soy poe­ta.
 
Al ami­go comen­ta enfa­da­do
Este es vago, no me equi­vo­co
El otro asien­te: de poe­ta y loco
Todos tene­mos un poco.