Cuento 9: Protasio (Del sexto Lucifer)

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En recuer­do de los doc­to­res Arman­do López Torres y Fran­cis­co de Haro

Danie­li­to Medi­na de chi­co era asus­ta­di­zo y un tan­to llo­rón. Tal vez fue­ra así por­que la Fran­cis­ca lo mima­ba en dema­sía por ser éste huér­fano de padre, o por­que los gran­du­lo­nes del barrio les metían mie­do a los más chi­cos con­tán­do­les cuen­tos de apa­re­ci­dos y fan­tas­mas jus­to en los ano­che­ce­res. La cues­tión pasa­ba en que Danie­li­to no se ani­ma­ba a andar solo en la oscu­ri­dad, que has­ta al excu­sa­do la madre lo tenía que acom­pa­ñar del pavor que sen­tía. Exis­tían luga­res veda­dos para él que si no esta­ba en yun­ta no con­cu­rría: El cubil bajo el puen­te de la ave­ni­da Cen­te­na­rio, la esqui­na de Lava­lle y Pasa­je Pedro Pablo Labat don­de se erguía el vie­jo ombú, lugar de des­can­so de tran­seún­tes y del cual comen­ta­ban que en cier­to ama­ne­cer llu­vio­so apa­re­ció el cuer­po de un hom­bre ahor­ca­do, que inclu­si­ve algu­nos fan­ta­sio­sos afir­ma­ban ver la silue­ta col­ga­da entre las lum­bres de los lati­ga­zos de rayos y cen­te­llas en noches tor­men­to­sas. En tan­to otros veci­nos mise­ri­cor­dio­sos se tur­na­ban para encen­der velas ben­de­ci­das por el eterno des­can­so del alma del muer­to, has­ta que el tiem­po que todo lo borra man­dó al rin­cón de los olvi­dos esta situa­ción que ni siquie­ra los últi­mos vie­jos recuer­dan si fue fábu­la del barrio o reali­dad.
Si en esos luga­res Danie­li­to no anda­ba solo ni por aso­mo, tam­po­co a caño­na­zo lo hacían entrar al barrio el Taja­mar don­de habi­ta­ba Pro­ta­sio, un mucha­chón que un día se apa­re­ció por el lugar y se afin­có en un ran­chi­to muy pobre de una sola pie­za, piso de tie­rra y una sola ven­ta­na. Asi­mis­mo si la mise­ria del ambien­te cons­tre­ñía el alma, la insa­lu­bri­dad inju­ria­ba de tan­tas letri­nas con­ti­guas exis­ten­tes, cuyas aguas ser­vi­das corrían libre­men­te a cau­ce des­cu­bier­to que inun­da­ba el ambien­te de mal olor y mos­que­río, moti­vo repug­nan­te por el cual la infec­ción e infes­ta­cio­nes esta­ban a la orden del día. Por suer­te las aguas escu­rri­das de la vecin­dad se des­ago­ta­ban en la lagu­na que daba nom­bre al barrio y allí se estan­ca­ba sin nin­gún tipo de fil­tra­cio­nes, de lo con­tra­rio el arro­yo Itá qué tiem­po se hubie­ra con­ta­mi­na­do.
Y cabe inda­gar si es suer­te o ben­di­cio­nes que en esta tie­rra exis­tan seres altruis­tas que asis­ten a los más des­va­li­dos para miti­gar sus penu­rias, por­que una vez uno y otra vez otro, los doc­to­res Arman­do López Torres y Fran­cis­co de Haro acu­dían al barrio con sus bol­sos de medi­ca­men­tos para aten­der a los enfer­mos y últi­ma­men­te con mayor aten­ción a Pro­ta­sio, que hacía tiem­po venía sufrien­do una rara enfer­me­dad que le esta­ba car­co­mien­do el labio supe­rior deján­do­le al des­cu­bier­to el dien­te canino y par­te de los inci­si­vos, mar­cán­do­le una mue­ca como si qui­sie­ra dar den­te­lla­das. Pero esa enfer­me­dad degra­dan­te y corro­si­va no era su úni­co mal. Corría la terri­ble calum­nia que el vier­nes a la noche al cam­bio de luna lle­na el mucha­cho se trans­for­ma­ba en lobi­zón. Y bien es sabi­do que la lican­tro­pía, el poder que tie­ne el hom­bre de trans­for­mar­se en lobo, es el mito que más cré­du­los tie­ne en la región, de tal modo que has­ta espe­cu­la­ban que el labio car­co­mi­do insi­nuan­do mor­der se debía a la secue­la atá­vi­ca de su últi­ma trans­for­ma­ción. Para col­mo de males sufría de insom­nio y fuma­ba como un mur­cié­la­go, de mane­ra que con fre­cuen­cia anda­ba deam­bu­lan­do en la oscu­ri­dad de la noche emi­tien­do en cada pita­da una chis­pa inter­mi­ten­te como si fue­ra un ojo escu­pien­do fue­go. Ese fue el argu­men­to que esgri­mió el loco Lutz cuan­do lo ata­ca­ra con un palo una madru­ga­da dicien­do que tenía los ojos encen­di­dos, e insis­tía que se revol­ca­ba en el sue­lo y regre­sa­ba de su trans­for­ma­ción de lobo a hom­bre nor­mal, y solo el con­cur­so de cua­tro for­zu­dos evi­tó que el loco lo mata­ra a gol­pes de garro­te. Lue­go del vio­len­to inci­den­te “la reco­rri­da” de la poli­cía mon­ta­da lo con­du­jo a Lutz, no a la comi­sa­ría, sino al mani­co­mio don­de per­ma­ne­ció una tem­po­ra­da. Meses des­pués lo sol­ta­ron en la creen­cia que había sana­do pero no fue así, pues el loco que había com­ba­ti­do duran­te la segun­da gue­rra mun­dial no que­dó a con­se­cuen­cia de ella muy sano de jui­cio. Solía tener de vez en cuan­do actos desopi­lan­tes y agre­si­vos tor­nan­do sus chi­fla­du­ras a agu­di­zar­se cada vez más, tan­to que ya le moles­ta­ban los fru­te­ros que ofre­cían su mer­ca­de­ría por alto par­lan­te, o los avio­nes hacien­do en las altu­ras pro­pa­gan­da de los cir­cos, o la músi­ca que pasa­ra cier­tos deci­be­les. Esto últi­mo ori­gi­nó la secuen­cia por la cual lo lle­va­ron defi­ni­ti­va­men­te al psi­quiá­tri­co.
Resul­ta que los chi­cos del barrio deci­die­ron rea­li­zar un bai­le­ci­to para jun­tar algu­nos dine­ri­llos. El sarao lo orga­ni­za­ron en el patio de una casa alum­bra­do con lám­pa­ra a kero­se­ne y algún petro­max pres­ta­do por­que el barrio care­cía de luz eléc­tri­ca, y por supues­to que la músi­ca sali­da de la vic­tro­la a mani­ja sona­ba a todo volu­men exten­dién­do­se a un par de cua­dras en el silen­cio de la noche. Fue cuan­do en ple­na oscu­ri­dad el loco irrum­pió gri­tan­do des­afo­ra­da­men­te ¡Ata­quen! ¡Ata­quen! al tiem­po que arro­ja­ba unas pie­dras como si fue­ran gra­na­das, pero con tan mala suer­te que una de ellas acer­tó en la cabe­za de una infor­tu­na­da víc­ti­ma pro­vo­cán­do­le un cor­te con­si­de­ra­ble. La san­gre ver­ti­da exa­cer­bó el áni­mo de los mucha­chos asis­ten­tes al bai­le que pres­tos salie­ron con la inten­ción de repri­mir al agre­sor. Gran­de fue la sor­pre­sa cuan­do alum­bran­do con lin­ter­nas se encon­tra­ron de fren­te con el loco Lutz vis­tien­do un vie­jo uni­for­me de sol­da­do y apun­tan­do al pare­cer con una esco­pe­ta, que por el tama­ño se ase­me­ja­ba más a una bazu­ca. Ahí nomás se tira­ron cuer­po a tie­rra y en for­ma apre­su­ra­da y sin medir peli­gro alguno deci­die­ron dar un rodeo por la ave­ni­da Corrien­tes y entrar de nue­vo al barrio por Cen­te­na­rio con la inten­ción de aprehen­der­lo por reta­guar­dia. Así lo hicie­ron y al divi­sar la estra­fa­la­ria figu­ra del ata­can­te al uní­sono se arro­ja­ron sobre su huma­ni­dad, para com­pro­bar per­ple­jos que la temi­ble esco­pe­ta no era más que la pata de una cama de bron­ce. Del asom­bro pasa­ron a la indig­na­ción, de la indig­na­ción a la agre­sión y mien­tras el loco reci­bía pata­das y trom­pa­das seguía voci­fe­ran­do ¡Ata­quen!, ¡Ata­quen! has­ta que se des­va­ne­ció. Ya com­ple­ta­men­te incons­cien­te al pobre infe­liz lo tras­la­da­ron al mani­co­mio.
Sabia doña Eula­lia refle­xio­na­ba dicien­do que este ser humano que peleó en la segun­da gue­rra mun­dial a miles de kiló­me­tros de la Argen­ti­na, lo lle­va­ron con­fi­na­do a un lugar don­de jamás sal­dría de su letar­go men­tal. Un ator­men­ta­do más entre los cien­tos de miles que que­da­ron en esta con­di­ción infra­hu­ma­na pro­duc­to de la dis­cor­dia del hom­bre, el rey de la crea­ción.

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Nacido en Posadas el 28/10/41. Títulos 1-Perito Agrónomo. ERAGIA, Corrientes UNNE 2-Dr. en Ciencias Veterinarias. Facultad de Veterinaria UNNE. Actividad estudiantil 1-Vicepresidente del primer Congreso de Estudiantes del NEA Docencia: 1-Profesor Introducción a la Zoología. INST. SUP. PROFESORADO Antonio Ruiz de Montoya. Cargos Públicos: 1-DT del Centro de Producción animal de Candelaria. MAA Misiones 2-Jefe del Dpto. de Zoonosis de la Municipalidad de Posadas 3. Director de Sanidad Animal (SA) Misiones 4-Director General de Ganadería Misiones 5-Presidente COPROSA. Comisión Provincial de Sanidad Animal 6-Representante de la Mesopotamia ante la CONASA. Comisión Nacional de SA 7-Miembro Ejecutivo de la CONASA 8-Vicepresidente del SENASA 9-Coautor del Plan Ganadero de la Provincia aprobado por Decreto. 1176/74 y readaptado en el año 1997 mediante otro Decreto. 10- Jefe de la delegación Argentina para tratar acuerdos sanitarios en Venezuela, Ecuador, Colombia, Paraguay y Uruguay Actividad Gremial: 1-Coautor del Estatuto del Consejo Profesional de Veterinarios Actividad Privada 1-Asesor de la Presidencia del ex Banco de la Provincia de Misiones 2-Asesor del ex Frigorífico El Zaimán 3-Asesor de la ex Cooperativa Tambera de Posadas 4-Propietario de las farmacias veterinarias Instituto Veterinario del Nordeste y el Rodeo 5-Socio del Centro de Inseminación Artificial el Rodeo 6-DT de las Cabañas ganaderas La Candé, La Rosita, San Marcos, Don Marcelo. 7-Asesor ganadero de los establecimientos La Rosita, Anaconda, El Porvenir, Rancho A 8-Contratado por la Cabaña La Candé y de la firma Clara Soto Dassori de Errecaborde para adquirir ganado Brahman de EEUU y Nelore de Brasil. Viajes de Estudios: Paraguay, México, EEUU, Brasil, Uruguay Trabajos Publicados: 1-Guía de las enfermedades de porcinos y bovinos. 1973 2-Premunición contra la tristeza bovina. 1975 3-Leishmaniasis. Oscurantismo y desidia en tiempos sin hidrofobia (Monografía) 2009 4-Engorde de bovinos en sistema silvo-pastoril. INTA, Cerro Azul. Misiones. 2012 Publicaciones en diarios y revistas: Revista del Cebú, Suplemento agropecuario diario La Nación de BS. AS. Pregón Agropecuario de Córdoba, El Territorio de Posadas, Primera Edición de Posadas, Red-Vet de España, la Web veterinaria de mayor circulación de habla hispana. El Libertador en Línea, Libros publicados: 1-La Aftosa en el SENASA y el Virus en la Secretaría de Agricultura 2007 2-Nuestros Años de Sueños y Utopías, novela. 2010 3-Mártires del desatino (Ensayo) 2011 4-Misiones la República Utópica de los Jesuitas, novela histórica, 2014 Actividad política: 1-ex Congresal del Partido Justicialista 2-ex Secretario del Consejo Provincial del PJ 3-Secretario de la Junta de Disciplina del PJ