Almas de abril, por Marcos Escribano

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Adón­de van las almas, que sufren en la tie­rra
Sus últi­mos momen­tos, luchan­do por ganar
Sol­da­do de la patria, sol­da­dos de una gue­rra
Heren­cia de injus­ti­cias, que tie­nen que librar
Esquir­las en el alma, rodean tu gran­de­za
Tu cuer­po muti­la­do en ple­na juven­tud
Deja­ron a sus padres llo­ran­do por su ausen­cia
Deja­ron a sus hijos, en vien­tres y sin luz.
Segu­ro una maña­na des­per­tó una con­cien­cia
Con­cien­cia de la lucha, debían afron­tar
Algu­nos con muy poca o esca­sa expe­rien­cia
Suma­ron volun­ta­des, suma­ron ente­re­za
Sabían que un des­tino debían enfren­tar
Pasa­ron más abri­les de aque­lla injus­ta gue­rra
Tenías die­cio­cho años, el sol recién comien­za
Anda­bas por el mun­do, con sue­ños sobe­ra­nos
No exis­ten las derro­tas, eras hijo, eras her­mano
Bri­llo tu honor, en tan per­ple­ja glo­ria
Mar­cha­bas el camino segu­ro a la vic­to­ria
Alien­tos, can­tos, car­tas, him­nos de amor y pro­me­sa
Jura­ban argen­ti­nos con­fian­do tal proeza
Proeza des­igual en armas y expe­rien­cia
Era un abis­mo oscu­ro, oscu­ro y side­ral
Pero eso no impor­ta­ba si había gran cer­te­za
De defen­der con alma
La per­di­da per­la aus­tral.
Sol­da­di­tos de pro­vin­cia, que dor­mían en trin­che­ras, y en lar­gas vigi­lias frías pen­sa­ban en sus pro­me­sas
De vol­ver como patrio­tas y ser héroes de esta tie­rra.
Pero domi­nó el olvi­do, la nega­ción la estra­te­gia
De silen­ciar esas voces sepul­ta­das en la nie­bla
Otros qui­ta­ron sus vidas, no sopor­ta­ron su pena
Los que viven sobre­vi­ven, a tan dolo­ro­sa gue­rra
Gue­rra a la que apo­ya­mos con entu­sias­ta vehe­men­cia, y que solo por dos meses se cre­yó en vano ganar.
Los muer­tos que­da­ron muer­tos
los vivos tam­bién los están, se que­da­ron con las almas acom­pa­ñan­do el momen­to
En que el des­tino triun­fan­te dios quie­ra vuel­va a jun­tar.