Tiempo de brujas

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Por Evelin Inés Rucker

Las nie­tas de las bru­jas fue­ron des­te­rra­das; lle­ga­ron des­de sinuo­sos cami­nos asfal­ta­dos y carre­te­ras per­fec­tas. No eran escla­vas del dia­blo, pero sí seño­ras y due­ñas del amor.
No era tarea fácil. Nun­ca fue fácil vivir en el amor.
Solo la men­te com­par­ti­da por una socie­dad mie­do­sa tenía al tiem­po en un ayer de hogue­ras, bre­ba­jes y lechu­zas. Ellas, las muje­res fuer­tes que no temían emi­grar una y mil veces, se sabían intac­tas en el pre­sen­te.
_ Cuan­do estás en el aho­ra, salís del tiem­po –dijo Inés en un susu­rro a gri­tos- Ves que el tiem­po no es lineal, sino esfé­ri­co y que todo ocu­rre en un mis­mo ins­tan­te.

Las hogue­ras bri­lla­ron y las cel­das de pie­dra húme­da vol­vie­ron a asfi­xiar­las mien­tras sus almas eter­nas abra­za­ban al dolor y a la angus­tia con toda la ter­nu­ra que sabían esta­ría siem­pre impre­sa en sus ADN.
Jose­fi­na cari­be­ña vuel­ve a llo­rar su vien­tre esté­ril jun­to a Napo­león. Jua­na res­ca­ta el cuer­po de Manuel Ascen­cio escol­ta­da por los cho­los en las sie­rras boli­via­nas. Marie­lle, soció­lo­ga femi­nis­ta mili­tan­te, fes­te­ja sam­ban­do negru­ra su con­ce­ja­lía flu­mi­nen­se. Simo­ne escri­be pasio­nes y deci­sio­nes en car­tas exis­ten­cia­les. Nori­ta sigue cir­cu­lan­do ergui­da los jue­ves con un lien­zo blan­co en la cabe­za. Yocas­ta…
Cada una cami­nó aque­lla tar­de de junio abrién­do­se paso por las calles por­te­ñas rum­bo a la pla­za del con­gre­so que las reci­bía y las juz­ga­ba.

A pesar del amor, no pudie­ron des­per­tar a todas ya que algu­nas mar­cha­ban des­de el dolor y la bron­ca, otras des­de la nece­si­dad de jus­ti­cia y ven­gan­za. Pero las inclu­ye­ron tra­tan­do de con­te­ner­las, sabien­do que cami­nar agru­pa­das ali­via.
Cuan­do las hechi­ce­ras ances­tra­les toma­ron las manos de sus nie­tas y can­ta­ron lágri­mas de paz, des­cu­brie­ron que el pro­pó­si­to de la vida es recor­dar la eter­ni­dad.
Inés deci­dió enton­ces hacer que el gri­to de las bru­jas des­te­rra­das fue­ra visi­ble y trans­for­mó a cada cora­zón en un pañue­lo ver­de.

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Nació en Montecarlo, Misiones en 1962. Vive en Posadas desde hace treinta años. Escritora y Profesora de Castellano, Literatura y Latín y de Técnica Legislativa. Maestrando en Enseñanza de la Lengua y la Literatura. Se desempeña como docente en el ámbito universitario. Miembro de la Asociación de Escritores de Literatura Infantil y Juvenil de Misiones con quienes tiene publicado un cuento en la colección Taca Taca II. Ejerce la docencia en la Universidad Gastón Dachary y en el Instituto Privado de Estudios Superiores de Misiones (IPESMI) nivel terciario. Participó como jurado en concursos literarios y publicó cuentos y ensayos en medios de comunicación gráficos locales. Publicó dos libros:"PITZI", novela autobiográfica (2012) y en 2014 una novela corta para niños: "El libro de la Madre Tierra".