Por Marcos Ybáñez
La soledad camina por las calles de Nueva York, Estados Unidos. La crisis por el coronavirus la convirtió en un campo de refugiados, con escenas que veíamos en las películas de ciencia ficción de Hollywood, pero esta vez trágicamente real. Los ciudadanos parecen muertos vivientes, afectados por la desolación, el miedo y la desesperación. Se sienten tremendamente solos que únicamente la muerte les acompañaba. La población sobrevive en medio de una guerra, sin hospitales públicos suficientes, sin medicina, y en un país que se presenta en los medios de comunicación, en las películas de Hollywood, como un prodigio capitalista: la mayor potencia mundial.
El paradigma de la globalización capitalista agoniza sin respirador. Estados Unidos sólo salva al mundo en las películas deHollywood. La salud en Estados Unidos no es un servicio público estratégico, sino un negocio privado. Miles de norteamericanos infectados colapsan los hospitales y mueren camino al hospital. Una persona muere cada dos minutos en Estados Unidos, y cada nueve minutos en Nueva York. El 60% de los muertos por coronavirus en Nueva York son latinos y negros, según señaló Bill de Blasio, alcalde de Nueva York.
Un joven de 17 años, de California, sintió que el aire ya no llegaba a sus pulmones, era la misma sensación de estar ahogado. Los ojos se le enrojecieron, la vida se le escapaba y los minutos corrían contra reloj para conseguir un hospital y el respirador. De la noche a la mañana su cuadro empeoró, de una forma tan dolorosa que se sintió morir en lenta agonía. Le llevaron de urgencias al hospital, pero como no tenía seguro médico lo rechazaron, le negaron la atención a su salud y murió de infarto buscando en su desesperación un hospital público.
EE.UU se volvió el epicentro mundial de la pandemia del coronavirus. La situación sanitaria salió de control. En el Central Park, ubicado en Manhattan, un ícono, que otrora era el pulmón de la ciudad de Nueva York, donde se filmaban las películas, la gente concurría para hacer ejercicios, disfrutar de lo último que tenían de bosque en la ciudad, ahora luce como una zona de guerra, allí se levantó un improvisado hospital de campaña, con 100 respiradores. El mayor centro financiero y comercial de los Estados Unidos, así como su mayor centro industrial entraba a terapia intensiva. El ejemplo del capitalismo mundial se derrumba, con sus hospitales colapsados. Pese a las restricciones de distanciamiento social dictadas, el metro, así como el tren, que salen del condado de El Bronx y el distrito de Manhattan, iban repletos de gente. Camiones con refrigeración fueron acondicionados como morgues y estaban al tope de cadáveres. Las escenas parecen extraídas de una película de terror. Esta vez la realidad superaba a la ficción.
El 60% de los muertos por coronavirus en Nueva York son latinos y negros
Trump señaló que era sólo una “gripe.” No recurrió a la cuarentena total del país y Nueva York, porque la economía, de acuerdo con los de su especie, está por encima de la vida. Las bolsas de valores del mundo colapsaron y Wall Street se encuentra en la peor crisis desde el llamado “Lunes Negro” de 1987. Sin embargo, las autoridades prefirieron salvar bancos, empresas, dinero antes que la vida. El símbolo de la economía global prefería mantener abiertas las puertas de sus ciudades al virus, que cerrarlas y correr el riesgo de afectar los negocios. Somos el ejemplo del capitalismo mundial, aquí primero la economía, segundo la economía y tercero la economía, es el mensaje que da a su pueblo Trump . El 60% de los muertos por coronavirus en Nueva York son latinos y negros, según señaló Bill de Blasio, alcalde de Nueva York. Desnuda que las víctimas son sectores vulnerables, sin asistencia a la salud, al no tener acceso al sistema de salud público y seguro médico privado.
El pueblo norteamericano y el mundo asisten con estupor al derrumbe del mito sobre el modelo capitalista, propaganda diseñada en tiempos de guerra fría (que se extiende hasta hoy), por la industria del cine y los dueños de los medios de comunicación. Al agravarse la situación de la pandemia, Estados Unidos tuvo que pedir salvataje humanitario a China y Rusia, países que por siglos describió como los malos de la película, como ejes del mal.
La crisis sanitaria dejó al descubierto que los gobernantes de derecha son tan o más peligrosos que el coronavirus, porque son capaces de anteponer sus intereses económicos, el mercado, el capital, por encima del derecho a la vida de los pueblos. La reelección de Trump está en riesgo y eso lo hace más peligroso. Cuando un imperio está en crisis necesita de una guerra para sobrevivir. En el foro de Davos, el presidente de Estados Unidos intentó ante los ricos del mundo ensayar un doble discurso, al aparecer el primer caso de coronavirus en su país aseguraba que todo estaba controlado. Con el correr de los días y el aumento de contagiados y muertos, Trump, siguió insistiendo que el virus desaparecía como si se tratase de un milagro del cielo. Luego de un mes y medio de su inacción la catástrofe arrasaba con Estados Unidos, convirtiéndose en el país con más contagios de coronavirus del mundo.
El coronavirus fue como una bomba atómica, que explotó en el corazón del poder económico y político de ambas potencias: en Nueva York — Estados Unidos y Wuhan – China. La pandemia arrasó con las dos ciudades que constituyen el centro del poder económico y político de las potencias en pugna. Las respuestas y resultados ante la crisis fueron muy distintos. La guerra geopolítica, que hay detrás de la pandemia por el poder político y económico mundial, mostró qué países y sistemas estuvieron más preparados para enfrentar esta guerra biológica. El capitalismo optó por tirar en plena pandemia su salvavidas al 1% más rico del mundo, a la bolsa de valores, a los dueños de los bancos. El fracaso en el combate al coronavirus tuvo como consecuencia un verdadero genocidio. Socialistas, comunistas, cooperativistas, y colectivistas, dieron la mano a los pueblos y la lucha contra la pandemia obtuvo mejores resultados hasta el momento. China, Rusia y Cuba, han demostrado capacidad en el combate al coronavirus, lo que les ha permitido compartir solidariamente sus experiencias médicas y medicina con el mundo.
Ante la ausencia de vacuna sanitaria contra el coronavirus, la vacuna política y económica activada por algunos gobiernos y pueblos, anteponiendo la vida a la economía, la salud al capital, obtiene resultados positivos, mientras que el capitalismo desnuda su peor rostro de barbarie.
Para comprender como piensan y actúan los presidentes que antepusieron el mercado, el capital, por encima de la vida humana, vamos a revisar sus dichos, acciones, responsabilidades y consecuencias en cuanto a cantidad de muertos y contagiados. Algunas frases y medidas de Trump:
“Lo tenemos totalmente bajo control” — 22 de enero, un día después de confirmarse el primer caso en el estado de Washington. Estados Unidos está ” desarrollando rápidamente una vacuna ” contra el coronavirus — 26 de febrero. Poco después, el director del gubernamental Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci, reconoció que tardará más de un año en estar lista. Trump, dijo que el riesgo para el país “es muy bajo”. ” Abriremos [el país] relativamente pronto …
Trump, desesperado al producirse una catástrofe sanitaria, jugando al cowboy, al vaquero, como en las películas del viejo oeste mandó confiscar de forma ilegal respiradores que tenían destino Paraguay, Francia y otros países de Europa. Bloqueó con mayor rigor a Cuba y Venezuela en plena pandemia, para evitar que puedan comprar medicamentos e insumos hospitalarios y amenaza en tiempo de coronavirus con una guerra a Venezuela, con un claro objetivo electoralista, distraer por la grave crisis interna por el coronavirus y apropiarse de los recursos naturales de ese país. Así también, boicoteó la llegada de donativos desde china a Cuba.
La economía por encima de la vida
La Unión Europea, emulando las políticas de Trump, hizo oídos sordos a la comunidad científica y ocultó la gravedad de la situación por la pandemia, como consecuencia el coronavirus se expandió, sin que los países integrantes del bloque contaran con sistemas de salud pública eficaces para frenar o disminuir el impacto de la propagación del coronavirus. El sistema capitalista no tomó medidas sanitarias urgentes para evitar la tragedia. Escuchó a las élites económicas y no el clamor de sus ciudadanos. La UE, la OTAN, no desarrollaron una política común para hacer frente a la pandemia, prevaleció el sálvese quien pueda. La alianza de Estados Unidos con la Unión Europea sufrió un duro golpe, porque Trump dio la espalda, como denunció Italia, que amenaza con salir del bloque.
En los críticos primeros días del brote el jefe del gobierno italiano, Giuseppe Conte y altos funcionarios quisieron restarle importancia a la amenaza por coronavirus, lo cual creó confusión y una falsa sensación de seguridad que permitieron que el virus se propagara y se tuviera como consecuencia un desastre sanitario.
El primer ministro británico, Boris Johnson, se burló de la pandemia al estilo Bolsonaro, asegurando que todo cuanto un ciudadano británico debía hacer para evitar el coronavirus era lavarse las manos mientras cantaba Happy birthday. Su intento de minimizar la relevancia de la pandemia, definida como la mayor crisis en época de paz por su propio ministro de Economía, y retrasar la puesta en marcha de medidas drásticas ha sido un fracaso. Boris Johnson, anunciaba poco después que ha dado positivo en el test del coronavirus y el domingo 5 de abril ingresaba a terapia intensiva en un hospital por complicaciones a su salud. Como el karma le volvía las consecuencias de sus propias imprevisiones, que costaron muchas vidas.
“Brasil no puede parar, es sólo una gripecita”
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil: minimizó la pandemia y aseguró que existe una “neurosis” colectiva. Salió a las calles para abrazar a sus seguidores y dar una falsa imagen de normalidad, mientras los brasileños mueren. Lanzó una campaña pública y distribuyó en Facebook un video que termina firmado por el gobierno federal y que lleva por eslogan central “Brasil no puede parar”. Bolsonaro, fue denunciado por la Asociación Brasilera de Juristas por la Democracia (ABJD), ante el Tribunal Penal Internacional, por crimen de lesa humanidad. Otros presidentes también ameritan ser juzgados por genocidio, porque hay muchas formas de matar, una de ellas es dejando morir.
“Argentina dispuso la cuarentena plena desde el inicio del contagio”
Argentina tuvo mejores respuestas políticas, económicas y sanitarias para enfrentar la pandemia, que Brasil. Si enfrentaba esta crisis con Macri estaría igual que el Brasil de Bolsonaro. Alberto Fernández “estuve hablando con la comunidad científica y el grupo de expertos a los que consulto. Argentina dispuso la cuarentena plena apenas comenzó el inicio de los contagios”.
La vacuna contra el individualismo
La pandemia del coronavirus pone al mundo en una encrucijada, si seremos capaces de encontrar la vacuna contra el capitalismo o permitiremos la muerte de la civilización humana. Nos ponemos a buscar contra reloj vacunas contra las consecuencias de nuestros males, pero nos olvidamos de investigar y descubrir las vacunas contra las causas estructurales de nuestra tragedia.
Defender lo público
La primera lección que recibimos los pueblos del mundo, es que debemos defender lo público contra la voracidad del interés privado y no permitir la privatización de los servicios básicos, lo común, los derechos conquistados con el pago de nuestros impuestos, porque la vida y la salud no son negocios.
El capitalismo salvaje mata, porque los recortes a la salud pública hecha por los gobiernos neoliberales producen genocidios, silenciosos y dolorosos como esas miles de personas que mueren al año de cáncer, desnutrición, falta de terapias, respiradores, hambre, enfermedades prevenibles, ante la falta de un presupuesto digno para la salud. El coronavirus viene a desnudar la miseria en que se debaten los sistemas de salud del mundo, porque pusimos en manos de mercaderes la atención de algo tan vital como la salud humana.
Millones de personas en el mundo sufren la pandemia del hambre, muertes evitables por falta de salud pública, desempleo, crisis económica, pobreza y desigualdad. Ahora con el coronavirus la crisis nos alcanzó a todos, pero gran parte de la humanidad amanecía y anochecía en silencio con la inseguridad de poder sobrevivir. La guerra del capitalismo por su expansión amenaza con el colapso de la civilización. El neocolonialismo impulsa genocidios contra los pueblos originarios y los campesinos que se dedican a la agricultura familiar. El capitalismo necesita más territorios y recursos naturales para explotar.
Democracias virtuales
Con el Covid-19 las democracias se han debilitado en su estructura institucional y la toma de decisiones colectivas, al punto de una concentración excesiva del poder de parte de los presidentes, ministros de economía y militares, que en nombre de una centralización del combate al coronavirus han logrado acumular súper poderes para gobernar por decreto. Los militares, después de sus cuarteles de invierno por graves violaciones a los derechos humanos, vuelven a la escena pública, a las calles, jugando a los héroes en plena pandemia, reprimiendo a los ciudadanos que no acatan las órdenes de aislamiento social, mientras ellos se adueñan del poder, participan activamente en los centros de decisión y de la vida política de los países en nombre del combate al coronavirus.
El militarismo fascista en tiempos de coronavirus
Nos han vendido la idea que los pueblos no estamos preparados para cuidarnos, al no existir supuestamente conciencia social, cultura, educación y nos exigieron entregar parte de la libertad a los presidentes, militares y policías. A los mismos que nunca respetaron nuestras libertades. En la práctica nos vamos dando cuenta que son tan o más peligrosos que el mal que se combate. Hay ejemplos concretos de irrupción militarista con la pandemia. Brasil, ya tenía en ascenso a ex militares de la dictadura en el Gobierno, como el presidente Bolsonaro y su vicepresidente. En plena crisis de pandemia, ante la evidente incapacidad del presidente, los militares decidieron salir de las sombras y conducir el barco a la deriva a punto de naufragio. En Chile, después del tendal de muertos, torturados, a causa de un Gobierno que reprimió las protestas sociales con militares en las calles, ahora utiliza el tema coronavirus para legitimar el régimen represivo de Piñera.
El Golpe neocolonizador de las élites de Bolivia contra Evo Morales, a través de un pacto con los militares y las fuerzas policiales, dejó el país sumido en crisis y vulnerable ante la pandemia. El problema del coronavirus vino a otorgar al régimen de facto una mayor concentración de poder. La presidenta, Añez, busca lavar su imagen y la de su gobierno con todo tipo de maniobras disfrazadas de engañoso altruismo durante la pandemia, en medio de un proceso electoral donde van muy atrás. El Ecuador de Lenin Moreno, con cadáveres en las calles, desnuda el desastre del capitalismo salvaje. Prefiere pagar su cuenta al FMI que salvar la vida de los ecuatorianos. Tan distante y opuesto a los buenos resultados del gobierno de su antecesor, Rafael Correa. La revolución ciudadana muere en la calles de este Ecuador alineado a los intereses de una minoría rica y el imperio.
En Paraguay, las élites se distribuyen pedazos de la torta económica, de uno de los países con mayor desigualdad social, apelando a pactos de impunidad desde el poder y cerrando filas para imponer una reforma neoliberal, develando su verdadera agenda, en medio de la distracción de su población, afectada gravemente por el coronavirus. El 1% de la élite inmensamente rica con la corrupción, que oprime este país desde hace más de un siglo, busca garantizar el control político y económico, aprovechando la pandemia del coronavirus.
El capitalismo, el fascismo militarista, el conservadurismo, desarrolla otra agenda autoritaria en tiempos de coronavirus, que no pasa por fortalecer la sanidad pública, combatir la pandemia, sino consolidar el poder del 1% de privilegiados, al fundamentalismo político, religioso y militar.
Hay países donde han logrado redefinir el rol de las Fuerzas Armadas en la vida política. Son casos en donde se da un mejor relacionamiento cívico militar. En estos países los militares cumplen un rol fundamental en el combate a la pandemia del coronavirus, como el equipo científico de profesionales de la Academia Militar de China que luchó con éxito contra el virus en Wuhan (China), así como el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 o el trabajo de protección a la salud y defensa de la soberanía que realizan las Fuerzas Armadas de Venezuela y Cuba, en momentos que son atacados por la pandemia del coronavirus, el bloqueo y la amenaza de guerra de Estados Unidos.
En la guerra entre Estados Unidos, China, otros países, por lograr la vacuna contra el coronavirus, el escenario que se presenta para la población mundial es de incertidumbre ante el futuro. La pandemia del coronavirus ha superado los 1,2 millones de infectados en todo el mundo y está dejando por el momento más de 70.000 muertos. La interrogante más común es si seremos capaces de encontrar la vacuna para detener a tiempo una catástrofe mayor. La respuesta aún no existe a esa pregunta, más allá de los discursos oficiales de los gobiernos para intentar tranquilizar sus mercados y a la población mundial.
En un artículo publicado por Naked Science se analiza esta problemática y se plantean tres posibles escenarios. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID), contradiciendo a Trump, cree que la vacuna contra el coronavirus estará disponible entre marzo y setiembre de 2021. Varios países como Estados Unidos, Rusia y China ya están llevando a cabo pruebas, aunque no todas ellas han tenido un resultado exitoso hasta el momento. En una publicación de RT, nos recuerdan que desde hace 36 años convivimos con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). En 1984, la Secretaria de Salud de EE.UU., Margaret Huxley, dijo públicamente que se esperaba que estuviera lista una vacuna para ensayos clínicos en aproximadamente dos años. Lastimosamente, pese al paso del tiempo, no existe cura para esta afección hasta hoy, sólo fármacos antirretrovirales, que se ha cobrado la vida de más de 32 millones de personas. El artículo plantea tres escenarios posibles ante la actual pandemia. El más pesimista pasa por no encontrar una vacuna segura y efectiva dentro de un plazo razonable, lo que se traduciría en más de 35 millones de muertes, incluidas numerosas personas jóvenes.
Con una experiencia que demostró capacidad en el manejo de pandemias en Wuhan, el equipo científico chino se concentra en la búsqueda de la vacuna contra reloj. El gigante chino desplegó toda su artillería médica, para controlar el coronavirus. Según fuentes oficiales tuvo más de 3.200 muertos y 82.000 enfermos de Covid-19. El Ministerio de Defensa de China, aseguró el martes 17 de marzo haber desarrollado con éxito la vacuna contra el nuevo coronavirus SARS –CoV‑2, causante de la neumonía Covid 19 y está en etapa de ensayos clínicos en humanos. La vacuna fue desarrollada por el equipo de investigación liderado por la epidemióloga Chen Wei, de la Academia Militar de Investigación Médica, dependiente de la Academia Militar de Ciencias. Luego de este anuncio optimista, vino un silencio prolongado. Es que la realidad supera las predicciones políticas de los Gobiernos en cuanto a plazos.
La OMS por su parte, advirtió ya este febrero que el desarrollo de una vacuna contra el Covid ‑19 demorará al menos un año y medio. Laboratorios estadounidenses, australianos y europeos afirman acercarse cada vez más al objetivo, pero sin resultados concretos hasta la fecha.
Por otra parte, en cuanto a tratamientos médicos de esta enfermedad, el Dr. Anthony Fauci ha minimizado la promoción que ha hecho el presidente Trump de la hidroxicloroquina y la cloroquina como tratamientos confiables contra el coronavirus. Fauci en Rueda de Prensa en la Casa Blanca dijo que no hay pruebas suficientes para respaldar las afirmaciones de Trump que la hidroxcloroquina es efectiva para combatir el COVID-19.
Sobre la cloroquina la Dra. Janet Díaz de la Organización Mundial de la Salud, afirmó: “no hay evidencia de que sea un tratamiento efectivo en este momento. Recomendamos que las terapias se prueben bajo ensayos clínicos aprobados éticamente para demostrar eficacia y seguridad”.
Cuba, un país que sufre 60 años de bloqueo, de parte de Estados Unidos, demostró que tiene un mejor sistema de salud a nivel público que la mayor potencia capitalista y fue capaz de llevar ayuda humanitaria a varios países, incluida China. Un medicamento cubano es usado por las autoridades sanitarias de China entre los fármacos para combatir el coronavirus, que se generó en la ciudad de Wuhan en diciembre pasado. China seleccionó al antiviral cubano Interferon alpha (IFNrec) para ser usado en su lucha contra el coronavirus. El medicamento es producido en la planta chino-cubana Changheber en Jilin. El Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reconoció la abnegación del Gobierno de China en el enfrentamiento al coronavirus 2019-NCOV, con resultados palpables en la cura de más de 1 500 pacientes.
Estados Unidos pierde terreno en el liderazgo global frente a China
La geopolítica mundial muestra que estamos inmersos en medio de una guerra en plena pandemia del coronavirus entre Estados Unidos y China. Las dos potencias se disputan el liderazgo mundial con sus aliados. No se ven impactos de misiles, pero ésta es otra forma de guerra no convencional. Estados Unidos, por las malas decisiones de Trump en el combate al coronavirus, las graves consecuencias internas en pérdidas de vida, el impacto negativo en su economía, la tacañería extrema y avaricia con que condujo el apoyo a sus aliados y la pérdida de terreno en su protagonismo internacional, hizo perder el liderazgo global a Estados Unidos. EEUU necesita imperiosamente provocar otra guerra para recuperar su liderazgo en crisis, porque contra el coronavirus y los estrategas chinos está perdiendo. Trump para salvar su liderazgo y la reelección quiere empujar a su país y algunos de sus aliados a una guerra contra Venezuela. Lo cual pone en riesgo de desatar una guerra mundial.
La figura del presidente chino, Xi Jinping, se fortaleció por un manejo inteligente de la crisis interna y mundial, situando a su país en una mejor posición para disputar el liderazgo global. Para comprender las movidas de ajedrez en el tablero mundial de Xi Jinping, es necesario revisar su perfil de líder. Es Ingeniero Químico por la Universidad Tsinghua, en Pekín, donde también obtuvo el doctorado en teoría marxista y en educación ideológica y política en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales.
El rebrote de la guerra fría
Del desenlace de esta confrontación geopolítica entre Estados Unidos y China con sus respectivos ejes de poder, dependerá que el mundo cambie pos coronavirus y caminemos hacia un nuevo o viejo orden. La pérdida del liderazgo del país símbolo del capitalismo salvaje no sólo conviene a China, sino a los pueblos del mundo, a la civilización humana. No porque China represente todos los principios y valores ideales a nivel político y económico, para transformar radicalmente el escenario de hambre, pobreza y desigualdad, en que se debate gran parte de la población mundial, sino porque la propia supervivencia del mundo está en peligro con Trump. Los países socialistas han demostrado en esta crisis mundial tener propuestas y acciones más eficaces para llevar soluciones a los pueblos, mientras el capitalismo da la espalda y mueve sus maquinarias de guerra en plena pandemia.
Los pueblos han aprendido al costo de su salud y la vida, que las ideologías individualistas, capitalistas, conservadoras, sólo sirven a las minorías ricas de los países.
El mundo quedará convulsionado por la grave crisis que sobrevendrá por el quiebre de las economías, el aumento del desempleo, hambre y miseria. Crecerá el contagio del virus del fundamentalismo, la xenofobia contra los migrantes y orientales, el nacionalismo exacerbado conservador y la decadencia económica, social, religiosa, cultural, moral, como un escenario de posguerra. En la búsqueda del paciente 0 se disparó una caza de brujas, se fabricó un enemigo imaginario con rostro asiático, alimentado por la guerra fría de Estados Unidos contra China. El otro virus que está contagiando al mundo tan rápido como el coronavirus es la intoxicación masiva de anticomunismo, con el objetivo de manipular a la opinión pública mundial, impulsado por la cadena de medios capitalistas y el Gobierno de Estados Unidos, que culpan a China de la creación y expansión del coronavirus en forma falsa y sin pruebas.
La peste negra (en el siglo XIV) mató a la mitad de la población de Europa; la llamada gripe española (de 1918) mató entre 50 millones y 100 millones de personas, más que todas las que murieron en la Primera Guerra Mundial. La cifra de muertos por Èbola en África podría rondar las 12.000 personas. El VIH se cobró la vida de más de 32 millones de personas. El mundo cambió pos pandemias y epidemias?. El dolor de la humanidad hasta ahora fue selectiva dependiendo que población afectaba. Esta vez con el coronavirus se globalizó el contagio, pero también la comunicación sobre la pandemia. La conectividad a internet hace que sepamos rápidamente como avanza en el mundo el virus. El coronavirus nos afecta a todos. Afecta al rico, pero más duramente al pobre. A las minorías contagia por su movilidad en el mundo, pero tienen seguros médicos, mayor accesibilidad al sistema de salud, a medicinas, para sobrevivir. A los sectores más vulnerables cuando contagia es letal, ante la falta de accesibilidad a sistemas de salud públicos y la débil defensa del organismo, ante las precarias condiciones económicas y porque la mayoría tienen enfermedades de base. La desigualdad social es un factor determinante para vivir o morir en tiempos de pandemia y en todo tiempo.
Bienvenidos al mundo digital
La pandemia aceleró la globalización tecnológica y el mundo virtual va cobrando tanto peso como el mundo real. Nuestras formas tradicionales de comunicación están siendo reemplazadas progresivamente por lo digital, las computadoras y celulares se han vuelto partes indispensables en nuestras vidas, lo que hace unos años era impensable. Los canales de televisión de aire están siendo sustituidos gradualmente por las plataformas de streaming (emisiones de radio online y tv online en directo a través de Internet), redes sociales, YouTube, Netflix . El mundo tal como lo conocíamos, quedará atrás, para dar paso a nuevas formas de relacionamiento social, donde lo presencial, físico, virtual. La automatización con el uso de máquinas, robots, van sustituyendo progresivamente el trabajo humano. En China fueron usados smartphones, app, que permiten tener controlados el desplazamiento en todo momento de sus ciudadanos durante la cuarentena (también en Corea del Sur), robots y drones para combatir el coronavirus, en los hospitales de Wuhan, China, los robots fueron usados para distribuir medicamentos, alimentos, desinfecciones, diagnósticos básicos, a los enfermos internados, evitando así el riesgo para médicos y enfermeros. También se usaron robots para distribuir comida en los hoteles. Los drones, dispositivos que fueron de gran ayuda para transportar muestras médicas, realizar imágenes térmicas, recomendaciones preventivas a la población y tareas de desinfección.
La inteligencia artificial rompe paradigmas en la lectura e interpretación de datos, para ayudar a diagnosticar la enfermedad y acelerar el desarrollo de una vacuna. Alibaba, el gigante chino del comercio electrónico, afirma que su nuevo sistema de diagnóstico basado en inteligencia artificial puede identificar una infección por coronavirus con una precisión del 96% (BBC). La simulación de la realidad se hace a partir de dispositivos virtuales y las impresoras 3D permite montar pequeñas fábricas en las casas, pudiendo producir desde tapabocas hasta prótesis de partes humanas. El trabajo humano se va automatizando progresivamente, hasta el punto que las máquinas se van encargando de realizar tareas consideradas complejas, que cambiarán nuestros paradigmas sociales sobre el trabajo y el trabajador.
Las profesiones del presente y del futuro
Durante la cuarentena nos dimos cuenta que aquellos profesionales que trabajan de forma digital y remota, son los que sobreviven independientemente al escenario de crisis, mostrándonos el papel vital de la evolución tecnológica en nuestras vidas. Hasta en el arte están explorando el uso de la inteligencia artificial, para crear nuevas piezas musicales, pintura de cuadros, escribir novelas y hacer películas. Y cuál es el límite?. Actualmente sólo estamos limitados por la potencia de cálculo de computadoras y la creatividad de los programadores e ingenieros que trabajan con las mismas.
Las profesiones como las conocemos hoy irán cambiando y sólo sobrevivirán aquellas que puedan adaptarse a este nuevo mundo digital.
La humanidad en tiempos de pandemia de coronavirus, se debate entre el capitalismo o la vida, humanidad o barbarie neoliberal. Antes que el capitalismo siga matando más gente como el coronavirus en el mundo, al ser una fábrica de pobreza y desigualdad social, hambre, miseria, falta de presupuestos para la salud, servicios básicos, los pueblos debemos desconectar el respirador artificial al capitalismo, sepultar este modelo de la barbarie o enterrará a la humanidad.
En plena pandemia la pregunta más recurrente a nivel mundial ha sido: la bolsa o la vida?, y los gobiernos capitalistas han respondido la bolsa.
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