Desde aquí,
donde no hay oscuridad
solo silencio.
Puedo escribir
estos últimos versos.
Delatando-te…
Narrando el momento
en que mis ojos
se quedaron abiertos
bajo la noche
que hurtó mi niñez.
El amanecer dejó ver la hierba
teñida de rojo virgen.
La escarcha que lamió mi desnudez
no logró borrar mis lágrimas.
Mi inocencia fue robada.
(avisenle a mi madre que no soplaré mis 15 velitas)