Recuerdos del día en que casi me ahogo en el fuego
buscando entre las cenizas la razón para demorar la sed
entonces las palabras se vuelven cicatrices en la garganta
la misma que arrastra latidos cual furia de un vendaval.
Sintiendo en el corazón el amanecer de un sentimiento de alquiler
Sin saber por qué los besos del perdón se cuelan en tu piel
describiendo la belleza apenas con un verso impredecible
siempre nos definirá lo que nos queda, persiguiendo a menudo lo imposible.
Los labios resultan un cazador solitario, de pobres recompensas
ironía que refleja como se aferra a la vida por autodefensa.
Movimiento perpetuo al desgarrar las horas pérdidas
para poder soñar por esa promesa consumida.
Decidiste ver como nuestros dedos se secan esta vez
enalteciendo en la puesta de sol aquella turbidez.
Te sueltas al abismo protegido por un cordón umbilical
quizás esta vez la distancia resulte superficial.