El ruido monstruoso que se presenta después del silencio
cuando acostumbramos a nuestros oídos al sosiego, a la libertad que tiene el alma en ese momento que no hace nada,
que no quiere obedecer al molesto reloj oxidado que cuelga en la casa .
Me molesta esa mínima vibración en el aire así que saco las baterías y las arrojo por ahí sin mirar, pero escuchando en que parte de la alfombra caen y pienso:
-si fuera un cucú lo rompería en mil pedazos cuando marque las 12 , hasta esperaría hasta las 12 para que el minúsculo pájaro sin vida salga de ese reloj y así atraparlo ,
darle vida con un ejercicio de manos y liberarlo por la ventana que por mi cuenta se mantiene cerrada siempre.
No quisiera hostigar a ese pequeño pajarito como lo hacen todos cuando observan que el solo dice ” cucú o coco ” unas cinco veces y vuelve a encerrarse de nuevo en aquel hasta el momento anticuado reloj.
¿Habrá dentro más pájaros?
¿O habrá dentro de ese reloj un mundo que solo conoce el fabricante?
¿Será esto una conspiración para irritar tanto mi cabeza?
¿Tanta vida puede hallarse allí dentro?
Agarro el reloj con fuerza y ambas manos,
me enerva de tal manera que cuando lo tiro al piso choca y explota
como una bomba de tiempo.
Casi seguro de que no volverán a ver a ese pajarito vuelvo a mi sillón y una vez más pienso:
-¿Que hice, destruí a una compleja civilización de cucús, tuercas, tornillos y engranajes?
Debió haber sido esa canción de los Rollings Stones que escuche por la mañana y no quería salir de mi mente
o quizás este suceso de la vida IRREAL
no hubiese ocurrido sin este corte de energía eléctrica de este miércoles tan REAL.