El viento barre las hojas
Por el tiempo quebrantadas,
Va despojando el abrigo
Que ayer nomás arropaba.
Bailan de oscuros ropajes,
Postreras, cándidas danzas,
En ágiles remolinos
Sobre la gris asfaltada.
Las casas muestran sus velos
Sueltos al aire siestero,
como odaliscas que escapan
apuradas, de su encierro.
Por aquí las cañafístulas
Y más allá los chivatos,
Y también jacarandás
Cual centinela del barrio.
Y en la silenciosa siesta
Inundan los jazmineros
Engarzándose en el muro
De algún patio posadeño.