A pesar de haber transitado escenarios de todo el mundo, la cantante Cecilia Pahl, nacida en Puerto Rico — la colonia estadounidense — en 1970, siempre sintió un apego insuperable por la cultura litoraleña y, más específicamente, la desarrollada en la provincia de Misiones, lugar en donde pasó varios años de su niñez. Cuando su familia regresó al país, una de las primeras cosas que hizo ella fue empezar a estudiar música en la Escuela de Niños Cantores de Córdoba. Cuando se radicaron en Misiones, Pahl decidió seguir sus estudios en la Escuela Superior de Música de Posadas. Tenía 12 años y muchos deseos por emprender un camino relacionado a lo musical, pero demasiadas variables, o piezas de construcción, que no terminaban de formar un futuro que sea de su satisfacción.
A lo largo de todos esos años, sin embargo, un punto permaneció más o menos firme frente a la marea interior en constante cambio: su fascinación por la figura de Ramón Ayala y, más precisamente, por su trabajo en pos de desarrollar la cultura musical de la provincia. Habiendo sido también una miembro del Ensamble Fundamus, en 2000 decidió irse a Buenos Aires, buscando profundizar sus conocimientos pero, a la vez, definir su futuro. El viaje en búsqueda del segundo la terminó llevando a Nueva York, y de a poco fue delineando su identidad. Hoy, encontrándose como una de las figuras más prometedoras del género, todo eso pareció haber valido la pena.
Dedicado íntegramente a la obra de Ayala, en 2010 lanzó su primer álbum, Corochiré, una suerte de punto de inflexión que definió su compromiso final por la música de la que ella considera su tierra y hogar. Cinco años después lanzó su segundo trabajo, Litorâneo, en donde interpreta un repertorio inédito de compositores actuales del Litoral. Una colaboradora recurrente del guitarrista y compositor Matías Arriazu, en 2018 comenzó a trabajar, además, con el saxofonista Richard Nant, que colaboró en el disco Camino y Selva (2020). En 2022, Pahl alcanzo un nuevo máximo en su carrera al lograr presentarse en el Festival Nacional de la Música del Litoral. En la previa de su performance, habló con el ciclo radial de Cultura en Movimiento, conducido por Café Azar en Radio Libertad, para reflexionar sobre todo lo que la trajo hasta el presente, y lo que queda para trabajar en el futuro.
CAFÉ AZAR: Cecilia, ¿qué tal? Muy buenos días. Aquí desde Cultura en Movimiento en Radio Libertad, Café Azar te saluda.
CECILIA PAHL: Muy buenos días Café, muy buenos días a toda la audiencia de la radio. Qué gusto escucharte y bueno, qué gusto estar en esta comunicación.
AZAR: Gracias por este tiempo. Quería, en un principio, expresar admiración por tu obra y por tu elección también de este género y repertorio. Después vamos a hablar un poquito más del Litoral. Pensaba cuando leía tu biografía que hay un tema que – creo – es de Litto Nebbia que se llama Nueva Zamba Para Mi Tierra, que dice que uno empieza a extrañar cuando se va de su lugar de origen. “Ya en Montevideo / Empezamos a pensar nuestra tierra.”
PAHL: “Amaneciendo en Montevideo / Ya todos sienten que te extrañan / Que no son nada sin ti, mi tierra.”
AZAR: Tal cual, tal cual. Y me parece una definición maravillosa y encaja justo con esto. Estando en Nueva York, ¿vos comenzaste a pensar en trabajar la música del litoral?
PAHL: Sí, exactamente así. Estando allá cantando música. Música de todos los géneros, desde la Edad Media hasta esta época, de compositores de todo el mundo. Inclusive cantaba en un coro de cámara de ocho voces en donde hacíamos solamente repertorio coral de compositores latinoamericanos. Y bueno, ese es un acercamiento, ¿no?
Entiendo esto de que uno extraña y lo entiendo también por ser tan cercana para mí la obra de Ramón Ayala. Ya la había cantado acá en Misiones, en el Coro Cantores de las Misiones. Me acuerdo cuando era adolescente y estudiaba en la escuela de música y nos enterábamos de que Ramón, por ejemplo, venía a Misiones, y siempre tratábamos de encontrarlo, para tener alguna charla con él. Él daba una charla sobre cultura y todos íbamos, y yo sentía una gran curiosidad por su mundo.
Pero en esa edad tan joven todavía no sabía bien qué quería ser, y tenía una formación clásica que era, por un lado, rigurosa, y que, por otro lado, me hacía creer que tal vez no me podría dedicar a lo popular. Y bueno, esa lejanía y ese extrañar hicieron que en mi vuelta a la Argentina, lo primero que quería hacer era ver la manera de encontrar a los músicos con esa afinidad estética para poder grabar un disco dedicado a su obra. Así fue como surgió Corochilé en el 2010. O sea, un largo, largo camino, pero para llegar a hacer algo con una definición clara, que es lo que lo que me interesa en la música, en los proyectos artísticos. Así que así un poco fue el camino.
AZAR: ¿Qué es lo que uno tiene que traducir, trasladar, modificar, y mutar, de alguna manera, entre lo que es la formación de la música clásica y lo que sería lo que llamás el canto popular, la música popular?
PAHL: Básicamente creo que tiene que haber una conexión total con lo que uno está cantando, sobre todo en el caso de los cantantes, con ese sentir y con lo que uno canta. Como me enseñó mi maestro: la voz humana, como música, es la única que tiene el lenguaje de las palabras. Y entonces su sonido, más allá del timbre, que está presente en el sonido de una guitarra, de una trompeta, de un piano, el sonido de la voz también es la forma en la que se dice. Por supuesto, estoy totalmente involucrada con este paisaje que para mí es propio. Este es mi lugar en el mundo. En la poesía de Ramón Ayala, además, no hay lugar para ningún tipo de duda. O sea, es una poesía que habla visceralmente del paisaje, que es totalmente comprometida con un paisaje que nos pinta de cuerpo entero. Esa conexión, esa comunicación entre palabra, poesía, sonido, música, y territorio — todo eso para mí conforma la forma de cantar la música popular.
AZAR: Y en el caso de las composiciones clásicas líricas, ¿se apunta más a la cuestión técnica? Digo, como para poder ver la diferencia, porque uno puede sentir también, profundamente, a una ópera.
PAHL: Sí, claro que sí. Por supuesto que hay técnica. Hay que resolver un montón de cosas de una forma muy técnica. Hay que tener también la cuestión de unir el texto con la música, aunque el texto estuviera, por ejemplo, en alemán. Obviamente hay que entender lo que uno está diciendo aunque uno no hable alemán. Tiene que estar unida la poesía con lo que uno está cantando.
Pero en el sentido popular hay una cosa de la de la tierra de uno que creo que es lo que más se evidencia. Por ahí, a veces escuchamos cantantes populares que están más bien detrás de un sonido comercial, o más estandarizado, y por ahí el sonido de la voz es increíble, pero es como falto de contenido. Ese es el punto de unir lo popular a la música y al arte, para que la música se convierta en arte y no solamente en un sonido.
AZAR: El segundo material tuyo se llama Litorâneo. ¿Cómo concebís ese universo que es el Litoral, y que tiene sus formas, sus modales, sus modos, sus estéticas, que tienen que ver con los ríos? ¿Cómo lo pensás vos?
PAHL: Exactamente así como lo decís, desde un lugar geográfico, regional, de observación del paisaje, con una cuestión de también saber cuáles son los vasos comunicantes o, en este caso, los ríos que nos comunican, que nos ponen en un territorio y en un paisaje similar. No casualmente eso se traduce en las composiciones del Litoral.
La música del Litoral es más nueva que, por ejemplo, el folklore del Noroeste o de Cuyo, y si bien cada provincia tiene su identidad y su paisaje — hay algunas cosas en común, pero otras no — en esta cuestión del Litoral, en la cuestión de estos inmensos ríos del Paraná, del Uruguay; en la cuestión de las fronteras con Uruguay, con Brasil, con Paraguay . . . todo eso conforma, a mi modo de ver, una identidad sonora con el río no como separador, sino como puente que une orillas.
Eso se ve también en las composiciones. Yo no soy compositora, soy intérprete, y busco en los referentes y compositores actuales ese hilo conductor, y eso fue lo que hice en Litorâneo, cantar esas músicas inéditas. Me interesaba que fueran inéditas porque me parece que a veces se canta mucho lo mismo, y me parece que hay mucho material nuevo por cantarse, que tiene contenido y compromiso en la poesía, con melodías nuevas que sufren, en el buen sentido, de las influencias de las fronteras. Es otro tipo de música, más contemporánea, con influencias del jazz o del rock, pero que, de todas maneras, conservan la identidad de la región. Eso me parece muy interesante. Siento que esta región es nueva. Misiones misma es una provincia muy nueva. Era un Territorio Nacional antes, y hay mucho por hacer. Creo que en eso también se embarcó Ramón Ayala, en crear un ritmo propio como lo es el gualambao para que Misiones tuviera un ritmo propio. Y el chamamé, tal vez, que es de toda la región. Entonces, bueno, dado el chamamé, ¿qué es lo que tiene Misiones? Esa pregunta hay que responder.
AZAR: ¿Y qué autores vos encontraste en este camino? Cuando estábamos hablando de esto, me acordaba que en los ’60 estaba la canción Litoraleña. ¿Te acordás? Había muchas de esas canciones que no eran chamamé, pero que tenían un aire de litoral.
PAHL: Exacto. Bueno, en la canción Litoraleña o, por ejemplo, una de Ramón a la que él denominó Canción Guaraní, no por la lengua sino por la región, lo que encuentro ahí es que la temática de las canciones, en general, es más de amor, y el ritmo baja. Es bastante similar a un chamamé en lo rítmico, pero menos rápido, y la temática cambia con respecto al chamamé.
Pero sí, esos son los géneros. Otro es, por ejemplo, el vanerão, que es una influencia directa de Brasil. Hay también un sonido doble que es de toda la región, pero que se conoce mucho como la chamarrita, más bien en Entre Ríos. Todos esos ritmos son de nuestra región.
AZAR: De ese universo litoral.
PAHL: Exacto. O también la galopa. No se encuentran esos géneros en otras regiones del país, para nada.
AZAR: ¿Y autores? ¿Qué autores entonces vos encontraste en este camino, aparte de Ramón?
PAHL: Encontré, por ejemplo, a Coqui Ortiz, que es de Chaco; a Sebastián Maqui, que es de Paraná, Entre Ríos; a los hermanos Arriazu, a Matías (Arriazu), con quien yo tengo la dicha de tocar, y con el que empecé todos los proyectos, siempre con él como arreglador y guitarrista, y a su hermano Germán, que también es compositor. Seguro me voy a olvidar de un montón, porque hay mucha gente que estoy pensando que vinieron antes. Está Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros, que hace más o menos lo que hace el Chango Spaciuk, aunque no son canciones porque no compone letras, pero en su sonido está expresado también el paisaje, aunque no tenga la la letra.
Hay muchos otros que son de generaciones anteriores, que son todos los conocidos que se cantan muchísimo y que de seguro están sonando ahora en el Festival del Litoral, como Fermín Fierro.
AZAR: Sí, Fermín Fierro me parece fundamental en esto también. ¿Tocaste en Apóstoles?
PAHL: Toqué el miércoles, y mañana tengo la dicha de cantar allá en el Festival del Litoral.
AZAR: Bien, ¿primera vez?
PAHL: Primera vez. Estoy muy feliz de la invitación, y también está esta cuestión del cupo femenino, que me parece importante, porque si no las grillas son puro varón. Así, por lo menos, hay una matiz y está la posibilidad de escuchar otras propuestas. Porque a veces en los festivales se quiere tener un número así, fuerte, como Luciano Pereyra [que estuvo en la edición del Festival en la que participó Pahl]. Me parece importante en un festival, si es de Misiones y del Litoral, que la mayoría de los que participan sean representantes de eso, y por supuesto, también, que haya invitados y que participen con otras propuestas de todo el país, inclusive más populares a nivel masivo-discográfico, pero que no falten otros, porque si no siempre quedan estos números que son escuchados todo el día en la radio, y nunca se escucha lo otro.
AZAR: Claro, es lo importante de la diversidad y de la posibilidad de poder elegir entre muchos. Mientras más abiertos sean los horizontes, mejor.
PAHL: Claro, más rico me parece a mí, para no olvidarse de la gente que está investigando y trabajando firmemente en nuestra identidad, que es lo que ha hecho Ramón Ayala toda su vida. Él es el modelo que tenemos que seguir.
AZAR: Muchísimas gracias por esta entrevista.
PAHL: A vos, Café. Un abrazo enorme.
Esta entrevista fue realizada originalmente en el programa “Cultura en Movimiento” de Radio Libertad. Productora de “Cultura en Movimiento”: Melisa Gómez Galeano. Operación Técnica de Radio Libertad: Héctor Komisarski. Seguí a “Cultura en Movimiento” en Instagram.