
A pesar de las protestas y el malestar general de la población, el presidente francés Emmanuel Macron hoy aprobó mediante decreto la reforma jubilatoria, que sube la edad de jubilación de 62 a 64 años y aumenta los años de aportes necesarios para jubilarse de los 42 hasta los 43 años. La primera ministra Élisabeth Borne destacó que la reforma “es necesaria” y que ella sigue creyendo en la “democracia parlamentaria.” ¿Es democrática la aprobación de una norma unilateralmente y sin apoyo popular? Por lo pronto, la oposición anunció que tiene pensado presentar una moción de censura.