El febo bañándose en las tinieblas de Garupá

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Un collage de fotos mostrando un camino de tierra sobre un cuerpo de agua. Al fondo, un bosque con un atardecer. Encabezado de

Ama­ne­ce lue­go de un lar­go via­je. Lle­go al arro­yo Garu­pá, a unos kiló­me­tros al nor­te de Posa­das, y el mie­do se apo­de­ra de mí, de aquel recuer­do pasa­do de mi niñez, cuan­do cru­zá­ba­mos por aquel puen­te de made­ra que tem­bla­ba por el peso del colec­ti­vo. No era para mirar el pai­sa­je hacia aba­jo, al fon­do del caña­dón don­de fluía el arro­yo entre pie­dras rodea­das de pinos Para­ná.

Hoy, el nue­vo puen­te de hor­mi­gón embar­ga el mis­mo mis­te­rio. Ya no está tem­blo­ro­so como aquel puen­te vie­jo, sino gober­nan­do con­fia­da­men­te un nivel supe­rior de agua, que for­ma un lago pro­du­ci­do por la ele­va­ción de la cota de la repre­sa de Yacy­re­tá, a más de cien kiló­me­tros aguas aba­jo.

Las copas de los árbo­les y arbus­tos se aso­man ver­gon­zo­sa­men­te, como que­rien­do decir “aún segui­mos estan­do vivos.” Tie­nen toda la vita­li­dad para seguir cre­cien­do, para cons­truir un futu­ro pai­sa­je de otro mun­do.

La eva­po­ra­ción del agua ate­rro­ri­za mi visión al ponien­te. Quién sabrá qué ele­va ese vapor. Qui­zá las anéc­do­tas y las his­to­rias de los ribe­re­ños, que duran­te cien­tos de años vivie­ron en esas cos­tas — las leyen­das y los mitos que que­da­ron bajo ese lago, quie­ren con­ti­nuar difun­dién­do­se como antes lo hacían.

"El Febo Bañándose en las Tinieblas del Garupá," por Ricky Kimmich (5)

El febo pare­ce ate­rri­zar en el espe­jo de agua al occi­den­te para dar­se un cha­pu­zón, o coque­tea con su ima­gen en aquel espe­jo fan­tas­ma­gó­ri­co rodea­do de tinie­blas.

"El Febo Bañándose en las Tinieblas del Garupá," por Ricky Kimmich (6)

Tre­men­da bola de fue­go me per­tur­ba tan­to como aquel ende­ble vie­jo puen­te de dura y resis­ten­te made­ra. Pare­ce ate­rri­zar sobre mí y que­rer­me devo­rar de una sola cari­cia abra­za­do­ra.

"El Febo Bañándose en las Tinieblas del Garupá," por Ricky Kimmich (7)

Una bien­ve­ni­da a Misio­nes que aho­ra me hace com­pren­der el por qué de su tie­rra colo­ra­da: fue pin­ta­da por estos soles.

"El Febo Bañándose en las Tinieblas del Garupá," por Ricky Kimmich (7)