El Banco de Inglaterra sube sus tasas de interés para calmar la inflación...otra vez

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Gráfico que muestra la inflación en Reino Unido hasta 2023
Nivel de inflación del IPC (Índice de Precios al Consumo) en el Reino Unido desde enero de 1989 hasta febrero de 2023. (Fuente: Statista)

El Ban­co de Ingla­te­rra subió sus tasas de inte­rés por undé­ci­ma vez en sólo 18 meses des­pués de que la infla­ción anual en febre­ro alcan­za­se un ines­pe­ra­do 10,4%. La suba de tasas de inte­rés, defi­ni­das de for­ma lla­na como el por­cen­ta­je cobra­do por sobre la can­ti­dad de dine­ro que se depo­si­te en el ban­co o que éste pres­te o que reci­ba de un prés­ta­mo, tie­nen un impac­to nota­ble den­tro de todas las par­tes de una eco­no­mía, pero se sien­te más en los nive­les socia­les más bajos, pues son estos los que son más pro­cli­ves, por los pro­pios movi­mien­tos eco­nó­mi­cos, a no poder hacer fren­te, por ejem­plo, a cual­quier prés­ta­mo que hayan pedi­do para adqui­rir un auto­mó­vil, una casa, o pagar cuen­tas, entre otras cosas. Esto, ya de por sí bas­tan­te gra­ve, se ve exa­cer­ba­do por el hecho de que el nivel infla­cio­na­rio de Rei­no Uni­do es actual­men­te el más alto des­de 1977, habien­do aumen­ta­do con­si­de­ra­ble­men­te des­pués del comien­zo del con­flic­to entre Rusia y Ucra­nia (como se obser­va en el grá­fi­co de arri­ba), pero tam­bién por la recien­te cri­sis ban­ca­ria que tie­ne a todo el mun­do en vilo y por la esca­sez de cose­chas debi­do al cli­ma. Esto hace posi­ble que alguien que reci­ba un suel­do anual dado haya pedi­do un prés­ta­mo por una can­ti­dad cua­tro veces más gran­de jus­to antes de que los nive­les infla­cio­na­rios aumen­ten, lo que hace que — jun­to con la suba de las tasas de inte­rés — ya no ten­gan mane­ra de pagar sus deu­das. La dife­ren­cia entre las posi­bi­li­da­des eco­nó­mi­cas de tal estra­to social con quie­nes toman las deci­sio­nes de subir las tasas de inte­rés, y quie­nes se ven bene­fi­cia­dos por ello, es pal­pa­ble; y, ade­más, no es algo que pue­da ser con­tro­la­do por quie­nes ter­mi­nan sien­do los más afec­ta­dos. Extra­ño como fun­cio­na la eco­no­mía.