“Alicia en el País de las Maravillas,” la película argentina de Eduardo Plá musicalizada por Charly García

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El cine nacio­nal, y el país en gene­ral, son dos pro­yec­tos muy sub­es­ti­ma­dos en los tiem­pos que corren y, al mis­mo tiem­po, tam­bién dos pro­yec­tos sub­de­sa­rro­lla­dos. Argen­ti­na, como país, tie­ne mucha indus­tria por desa­rro­llar, muchos recur­sos que explo­tar de una for­ma sos­te­ni­ble, auto­nó­mi­ca, y que sir­va a los intere­ses de su pobla­ción; la cul­tu­ra nacio­nal, hija del desa­rro­llo de la indus­tria y eco­no­mía nacio­na­les, es una de las víc­ti­mas de este sub­de­sa­rro­llo, pero nada de esto jus­ti­fi­ca la ausen­cia de una de las pri­me­ras nece­si­da­des para rever­tir­lo, que es la con­fian­za de la pobla­ción, pues­ta en este futu­ro más inclu­si­vo, más rico, y mejor.

La ver­da­de­ra con­fian­za se encuen­tra en rin­co­nes insos­pe­cha­dos, deba­jo de sofás sucios, y den­tro de casas y edi­fi­cios aban­do­na­dos; es decir, se encuen­tra allí don­de casi nadie quie­re ir. Para encon­trar estos luga­res se hace fun­da­men­tal seguir­le el hilo al desa­rro­llo de la cul­tu­ra nacio­nal, que va mano a mano con la eco­no­mía y todo su con­tex­to, estu­diar su his­to­ria, y acor­dar­se de sus pro­yec­tos más úni­cos y sobre­sa­lien­tes, con tal de que éstos mar­quen el camino hacia un futu­ro rena­ci­mien­to — o naci­mien­to — en toda regla. ¡Y todo eso sólo para encon­trar dón­de bus­car, en qué casa aban­do­na­da entrar! La ver­sión de “Ali­cia en el País de las Mara­vi­llas” diri­gi­da por Eduar­do Plá y estre­na­da en los últi­mos años antes de la dic­ta­du­ra de 1976 pue­de que sea uno de estos pro­yec­tos, un vis­ta­zo, si se quie­re, a lo que pue­de ser posi­ble dado el sufi­cien­te desa­rro­llo. Actual­men­te, está en gira una ver­sión remas­te­ri­za­da, a la que un artícu­lo publi­ca­do en Pági­na 12 ana­li­za con cui­da­do.

En 1973, el joven estu­dian­te de cine y artis­ta plás­ti­co Eduar­do Plá empren­dió la tarea de rea­li­zar una ver­sión audio­vi­sual de la famo­sa nove­la de Lewis Carroll, Ali­cia en el país de las mara­vi­llas. Como estu­dian­te del Ins­ti­tu­to Di Tella esta­ba fuer­te­men­te influen­cia­do por la ola de cine de van­guar­dia de esos años así que defi­nió que su pro­yec­to ten­dría una esté­ti­ca expe­ri­men­tal y una bús­que­da polí­ti­ca de denun­cia. Sin embar­go, aque­llo que lla­mó “Ali­cia en el país del sub­de­sa­rro­llo” no tuvo mucha vida, “Empe­cé lle­van­do a Ali­cia con una más­ca­ra de gas a don­de que­man basu­ra y vino la poli­cía y nos lle­va­ron pre­sos… Varias veces,” con­tó el direc­tor.

Fren­te a este impe­di­men­to polí­ti­co, encon­tró una alter­na­ti­va al rea­li­zar una de las trans­po­si­cio­nes más fie­les que exis­ten de la obra de Carroll. Así, car­gó todos los ele­men­tos de van­guar­dia en la pues­ta en esce­na, lla­mó a Charly Gar­cía para que com­pu­sie­ra la ban­da sono­ra, situó al país de las mara­vi­llas en diver­sas loca­cio­nes de la pro­vin­cia de Bue­nos Aires y escon­dió la tra­ma de denun­cia social en el mon­ta­je de citas que eli­gió des­ta­car de la nove­la. El resul­ta­do es una de las pelí­cu­las más ecléc­ti­cas y psi­co­dé­li­cas de la his­to­ria del cine argen­tino. Cua­ren­ta y seis años des­pués, se pudo ver res­tau­ra­da en el Cul­tu­ral San Mar­tín gra­cias a la ges­tión de sus fami­lia­res, Mece­naz­go y la pro­duc­to­ra audio­vi­sual Poster.

La pelí­cu­la de Plá comien­za con unos lar­gos títu­los sobre los que se escu­cha una tem­pra­na ver­sión de la famo­sa can­ción de Charly Gar­cía can­ta­da por Raúl Por­chet­to. Estos títu­los dan pie a la his­to­ria. Ali­cia per­si­gue al cone­jo, que no es más que un hom­bre pin­ta­do de blan­co con ore­jas, a tra­vés del ati­bo­rra­do cen­tro por­te­ño coop­ta­do por un des­fi­le lleno de fan­ta­sía. Así, el direc­tor comien­za a ligar un con­tex­to real cla­ra­men­te situa­do en los años pre­vios al gol­pe de esta­do con la his­to­ria fan­tás­ti­ca del escri­tor inglés para cons­truir su pelí­cu­la de denun­cia. Ali­cia y el Cone­jo atra­vie­san el des­fi­le y entran en una clá­si­ca gale­ría de los años seten­ta. En un ascen­sor ave­ria­do de la mis­ma gale­ría, y por medio de una ani­ma­ción lisér­gi­ca que mez­cla colla­ge y rock pro­gre­si­vo, des­cien­den a un País de las Mara­vi­llas que no es más que una serie de loca­cio­nes reales de la pro­vin­cia. Como en la nove­la, Ali­cia empren­de una peri­pe­cia lle­na de magia que, en esta oca­sión, tie­ne al del­ta del Tigre, la bahía de Sam­bo­rom­bón, Mira­mar y los cam­pos de Bue­nos Aires como esce­na­rio. Allí se encuen­tran a los famo­sos per­so­na­jes de la obra de Lewis Carroll crean­do un colla­ge extra­ño que deja imá­ge­nes surrea­les como la de un comi­té de nai­pes jugan­do al “croc­ket” en la cos­ta atlán­ti­ca.

Ali­cia en el país de las mara­vi­llas de Eduar­do Plá se estre­nó en la sala Pre­mier el 9 de diciem­bre de 1976, en ple­na dic­ta­du­ra mili­tar, y tuvo una míni­ma aco­gi­da. Las razo­nes de esta recep­ción son difí­ci­les de deter­mi­nar con exac­ti­tud, pero no hay dudas de que el resul­ta­do del pri­mer lar­go­me­tra­je del famo­so artis­ta plás­ti­co es irre­gu­lar. Fil­ma­da con un pre­su­pues­to míni­mo a lo lar­go de tres años, inter­pre­ta­da por muchos acto­res no pro­fe­sio­na­les al fren­te de pape­les exi­gen­tes, con pro­ble­mas de con­ti­nui­dad y cons­truc­ción de guión, la obra final estu­vo lejos de las expec­ta­ti­vas del direc­tor. Esto, suma­do al con­tex­to polí­ti­co con­vul­so, bas­ta­ron para fir­mar su fra­ca­so comer­cial. Lue­go de este fatí­di­co estreno, Plá deci­dió rea­li­zar una ver­sión tea­tral de la mis­ma nove­la. Fue ahí cuan­do, en un hecho con­fu­so, le incen­dia­ron el sub­sue­lo del tea­tro y los fami­lia­res deci­die­ron enviar­lo a Esta­dos Uni­dos, don­de reali­zó gran par­te de su carre­ra artís­ti­ca.

A pesar de su fac­tu­ra irre­gu­lar, Ali­cia en el país de las mara­vi­llas no deja de ser una pie­za fun­da­men­tal de la his­to­ria del cine nacio­nal y una cita obli­ga­to­ria para aque­llos intere­sa­dos en el cine expe­ri­men­tal de van­guar­dia. El ves­tua­rio y las esce­no­gra­fías fan­tás­ti­cas, su arti­cu­la­ción con las loca­cio­nes reales, el regis­tro docu­men­tal de esos años y la crí­ti­ca al con­tex­to polí­ti­co a tra­vés de la trans­po­si­ción de la nove­la de Carroll son solo algu­nos de los ele­men­tos que se pue­den dis­fru­tar en exce­len­te cali­dad gra­cias a la res­tau­ra­ción.

Las fun­cio­nes que tuvie­ron lugar el últi­mo fin de sema­na en el Cen­tro Cul­tu­ral San Mar­tín se ago­ta­ron rápi­da­men­te. Habrá más fun­cio­nes en el Cen­tro Cul­tu­ral 25 de Mayo, el Museo del Cine y el Cen­tro Cul­tu­ral San Mar­tín entre el 21 y el 27 de agos­to.

Ori­gi­nal­men­te publi­ca­do en Pági­na 12 el 22 de junio de 2023.