Madame Ivonne, y yo aquí esperando, estando y no. Escuchando al Polaco se me viene otra vez Gaspar, mi amado Gaspar, lo amo verdaderamente?, cuantas veces me quede mirando hacia la ventana de este mi departamento en el ultimo piso en la Rue de Village
al 3456, sin responderme, sin solucionar mi estado de nostalgia. Gaspar y su paso por las calles tranquilas de este Paris, estando, yendo, esperando, cartas llenas de almíbar me escribía, con dulce gusto a milonga a veces, yo no las contesto, pero las guardo, las enumero por fecha, por año, será que aún es el Gaspar que me tomaba de la cintura al cruzar las esquinas, el que me encendía el cigarrillo con un gesto tan cortes, y esos silencios en que a veces se quedaba, allí en el balcón esta la planta de rosa que me regalo la noche en que partía, no lo fui a ver al aeropuerto, todo fue en el salón, besos de naranjo en flor me decía, y yo me desnudaba toda ante el, lo amo aún? — Silencio ya el músculo duerme la ambición descansa — , sus ultimas cartas tan bien escritas las guarde, su ultima llamada aun en mis oídos, su voz cascada de cigarrillos y noche, hago jugar mi imaginación cuando escucho su tonada afrancesada que le quedo de sus años aquí, lo veo en su traje, de negro siempre y con esas corbatas de seda al tono, ese perfume dulzón que compraba en un mercado de pulgas aquí – lo usara aún? Será que lo amo?, y él me amara aún, se quedara en silencio mirando un punto que el solo veía?-Escribirá en las servilletas de los restorán esas frases cortas que contaban todo – me amará aún? – yo lo amo? – Cruel en el cartel la propaganda manda cruel en el cartel su figura de papel – Gaspar me amas?- (Ivonne ‑1986)
Nada de las aves que migran
Nada de los caballeros feudales
Nada de Van Goh y sus colores
Nada de prosodias elípticas
Nada de elucubraciones al después
Actualidad deslizándose entre plumas
Síntesis final a lo cotidiano
Sin tiempo a la filosofía,
Salto al vacío.-
COMO
Miró a la mujer como se debe mirar a las mujeres verdaderas,
Las que hacen suspirar malvones y endurecer los jazmines.
Raúl Acosta
Salgo a las veredas con mis sacos
Andrajosos de memorias de ti
Mis camisas ardientes de tus manos ausentes
Mi mirada más allá de las esquinas
Mis pasos ansiosos de tu presencia
Recorro mis lugares de ti
Las vidrieras no te reflejan
Solo mí deshilachada facha
Con mi saco andrajoso de tu memoria
Mis cuadernos amarillos
Con tus poemas
Que cantabas a la luna
Al río de la tarde neblinosa
Solo un perfil de nostalgia
En la vidriera de la calle
Me ven con mis cuadernos amarillos
Y un ramo de rosas en la mano.
Hay demasiadas cosas para contar, demasiados caminos que no se, demasiada mujer sin conocer, demasiadas lunas en este septiembre que se estira en su principio entre violines y letras de blues. Hay una soledad en la esquina desde mi balcón allá arriba, desde el piso ocho planeo hacia las demasiadas cosas que no se si me esperan, las montañas del azulino paisaje, el viento enroscando árboles negruzcos levantando polvo de rutas lejanas, haciendo cantar a las piedras un viejo blues, demasiadas noches en una sin mis amigos, demasiadas horas sin la mujer de cabello de fuego que me miraba mas allá de mi, y sus labios en la palabra derretían mis lápices y hacían que el calor me empapara la camisa y se me pegara a la espalda, hay demasiada poesía para contarte y corro a escribir.- (Mel ‑09 — 2006)