Ese hachazo le dolió
en el alma, le quebró
hasta las últimas fibras.
Él, que había sido un hombre trabajador,
pero también era sensible,
amaba su monte, su río
Ese golpear al árbol querido
duro, sufrido,
lo vería erguido saludándolo
o regresare de su trabajo.
pues habían derribado
y a los animales.
lo sentía como propio.
Sabía que nunca más
cuando se levantare
por la mañana
No aguantó más
sus tímidas lágrimas
se convirtieron
en un profundo llanto
el último árbol
que quedaba
de su amado monte.