La lejana Zulle

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Este pre­sen­te es dul­ce.
Dul­cí­si­mo.
Comen­za­mos a cami­nar por el Gran Desier­to His­mé­ni­co hace ya varios días, hacia la leja­na Zulle, tie­rra don­de mana leche y miel, sin más com­pa­ñía que noso­tros mis­mos, mien­tras un sol difu­mi­nan­te pro­cu­ra alum­brar por sobre las borras­co­sas nubes de dió­xi­do que sobre­vue­lan nues­tras cabe­zas.
Me pusie­ron de nom­bre T5413 a los dos días de haber naci­do. Al ter­cer día pasé por el pro­ce­so de la der­mi­plas­tia, un per­ver­so inven­to de los colo­nios para anu­lar nues­tro sen­ti­do del tac­to.
Nos con­ta­mos por milla­res en la ciu­dad de los colo­nios. Dece­nas de milla­res.
Todos idén­ti­cos.
Al prin­ci­pio, cuen­tan que uti­li­za­ban genes dife­ren­tes para pro­du­cir seres clo­na­dos, y esto daba como resul­ta­do huma­noi­des de ras­gos y carac­te­res dife­ren­tes; pero bien pron­to, toma­ron el gen que más ser­vía a sus intere­ses y des­de allí con­ti­nua­ron hacien­do huma­noi­des en serie.
Yo soy uno de ellos.
De todas las series de clo­nes gene­ra­das por los colo­nios, la T5000 a la que per­te­nez­co fue la que más pro­ble­mas les tra­jo. Es que noso­tros siem­pre nos hemos plan­tea­do el por qué de nues­tra exis­ten­cia ran­cia y mecá­ni­ca, y nos lamen­ta­mos enor­me­men­te que nos hayan extir­pa­do el sen­ti­do del tac­to.
A menu­do, veía­mos a los colo­nios abra­zar­se y besar­se apa­sio­na­da­men­te entre ellos. Noso­tros no encon­tra­mos sig­ni­fi­ca­do a eso.
Sí con­fie­so que muchas veces he suc­cio­na­do la piel de otros T5000, pero fue sólo para sen­tir el gus­to sala­do del sudor, que tan exqui­si­to resul­ta a nues­tro pala­dar.
Es que no exis­te pla­cer más gran­de para uno de noso­tros, que el sabor en sí mis­mo, no impor­ta cuál fue­se.
Nos gus­ta lo amar­go por ser amar­go, lo agrio por ser agrio y lo dul­ce nos encan­ta aún más.
Tuve acce­so a la biblio­te­ca de los colo­nios en más de una opor­tu­ni­dad, y sé que los huma­nos autén­ti­cos habían pre­vis­to muchos posi­bles futu­ros para el pla­ne­ta, pero no he cono­ci­do uno que haya pro­fe­ti­za­do éste. Hay quien decía que nos pelea­ría­mos por el agua, otros por la tie­rra, otros por el dine­ro, otros por la comi­da.
Todo eso sobra en estos tiem­pos, y da lo mis­mo tener o no tener estas cosas.
Decla­ro que hoy com­ba­ti­mos por las sen­sa­cio­nes. Ésa es la lucha de los colo­nios. Y ésa es des­de hace un tiem­po nues­tra bata­lla.
Quien no lucha por las sen­sa­cio­nes cae en el nihi­lis­mo, lamen­ta­ble­men­te. O se arro­ja a la Fosa de Expe­ri­men­ta­ción, des­de dón­de se prue­ban nue­vos arque­ti­pos clo­nes que pobla­rán la tie­rra del futu­ro.
Somos con­de­na­dos, des­de el albor de nues­tro naci­mien­to, a inge­rir ali­men­tos encap­su­la­dos. Estos ali­men­tos con­tie­nen las sus­tan­cias nece­sa­rias para el man­te­ni­mien­to físi­co, pero son desa­bri­dos en un cien­to por cien­to.
De este modo, sin tener per­cep­cio­nes tác­ti­les y con­su­mien­do extrac­tos sin gus­to alguno, nos con­ver­ti­mos en seres gri­ses e insa­tis­fe­chos, aun­que con un poten­cial inhi­bi­do muy gran­de, lo que lle­vó a nues­tra gene­ra­ción a la rebe­lión.
Como sea que la mayo­ría de nues­tros ner­vios tác­ti­les fue­ron inu­ti­li­za­dos al ter­cer día, nues­tra úni­ca rela­ción afec­ti­va con el uni­ver­so es la len­gua y el pala­dar, que la der­mi­plas­tia afor­tu­na­da­men­te no toca.
Con­su­mir pro­duc­tos con azú­car es, para noso­tros, una expe­rien­cia fan­tás­ti­ca.
Yo creo que el pre­cur­sor de nues­tra rebe­lión fue T5435. Él fue quien des­cu­brió la for­ma de entrar al han­gar 450, don­de, en uno de los tan­tos alma­ce­nes colo­nios, encon­tró un pro­duc­to peque­ño, ova­la­do y muy dul­ce, que dura entre dos y tres horas en la boca.
T5435 lle­vó una bue­na can­ti­dad de estos pro­duc­tos a nues­tros com­par­ti­men­tos, pro­duc­tos que lla­ma­mos “dul­ci­nos”, y que él se encar­ga­ba de repar­tir entre todos los T5000.
Éste fue el prin­ci­pio del fin.
A par­tir de la expe­rien­cia con los dul­ci­nos nues­tra men­ta­li­dad cam­bió. Sen­ti­mos que está­ba­mos injus­ta­men­te des­ti­na­dos a una vida som­bría y medio­cre. Que exis­tían ocul­tos luga­res don­de los colo­nios se entre­ga­ban a mil refi­na­mien­tos sen­so­ria­les, mien­tras noso­tros levan­tá­ba­mos y man­te­nía­mos el Impe­rio tra­ba­jan­do como autó­ma­tas sin sen­tir jamás nada de nada.
Comen­za­mos a expe­ri­men­tar odio por los colo­nios y pos­te­rior­men­te, pla­nea­mos matar­los.
La revo­lu­ción no fue tan difí­cil, pues posee­mos mucha mayor fuer­za físi­ca que ellos, y por nues­tra mis­ma natu­ra­le­za, tene­mos mucha más dis­ci­pli­na men­tal en actos pre­me­di­ta­dos.
Duran­te tres años estu­vi­mos pla­nean­do secre­ta­men­te el gol­pe.
Estu­dia­mos sus movi­mien­tos, sus cos­tum­bres, sus ritua­les, cada uno de sus pen­sa­mien­tos y emo­cio­nes.
Así, un día cual­quie­ra orga­ni­za­mos el Gran Motín y los masa­cra­mos.
Muchos T5000 murie­ron en la bata­lla que duró toda una tar­de, pero todos los colo­nios de la ciu­dad fue­ron exter­mi­na­dos.
Y nos lan­za­mos a la leja­na Zulle, tie­rra don­de mana leche y miel, atra­ve­san­do este gran Desier­to His­mé­ni­co.
Nues­tras bocas están sedien­tas y ham­brien­tas, no de agua ni de comi­da, sino de la sen­sa­ción del agua y del sabor de la comi­da, de la impre­sión en nues­tros pala­da­res de mil man­ja­res diver­sos, que vimos en las enci­clo­pe­dias de la vas­ta biblio­te­ca colo­nia. Nos diri­gi­mos casi ins­tin­ti­va­men­te a esa región don­de los últi­mos sobre­vi­vien­tes colo­nios viven una vida de reyes.
Sabe­mos que nos espe­ran arma­dos, que ente­ra­dos están de nues­tra aco­me­ti­da, pero lle­va­mos sufi­cien­te arma­men­to como para ani­qui­lar el pla­ne­ta, si fue­se nece­sa­rio. No nos impor­ta­ría mucho hacer eso.
Lo úni­co que nos intere­sa, si logra­mos entrar en la leja­na Zulle, es empa­la­gar­nos con sus extra­or­di­na­rias uvas y sus sen­sa­cio­na­les cere­zas, con sus espec­ta­cu­la­res plá­ta­nos y sus mara­vi­llo­sas naran­jas, con las pro­di­gio­sas man­za­nas que cre­cen natu­ral­men­te en esa fér­til tie­rra. Ansia­mos degus­tar has­ta el últi­mo fru­to que se yer­gue sobre sus pra­de­ras.
Anhe­la­mos, con una ape­ten­cia enfer­mi­za y cró­ni­ca, sen­tar­nos todos los T5000 alre­de­dor de una gran mesa fron­do­sa y exu­be­ran­te, reves­ti­da con boca­di­llos de todos los tipos. Y sabo­rear anto­ja­di­za­men­te todos los pla­tos típi­cos y extra­va­gan­tes: delei­tar­nos con las clá­si­cas piz­zas que vimos en foto­gra­fías, indi­ges­tar­nos con sazo­na­das ham­bur­gue­sas, sus­tan­cio­sos cane­lo­nes, pas­to­sos ñoquis, ado­ba­dos talla­ri­nes y ata­via­das lasag­nas, y toda la varie­dad posi­ble de ali­men­tos que el hom­bre ha inven­ta­do, y que figu­ran en la vas­ta enci­clo­pe­dia de la biblio­te­ca colo­nia. Que­re­mos aba­rro­tar nues­tras bocas de sucu­len­tos hela­dos, ape­ti­to­sas tor­tas, deli­cio­sos fla­nes y exqui­si­tos budi­nes.
Es cier­to, hace unos días se nos ter­mi­nó la pro­vi­sión de dul­ci­nos que traía­mos de reser­va, y a veces nos entra la per­cep­ción de que la leja­na Zulle está mucho más lejos de lo que creía­mos.
Pero no nos hace­mos pro­ble­ma por esto.
Al con­tra­rio, sabo­rea­mos el pre­sen­te como el pri­me­ro de los man­ja­res que el des­tino nos colo­ca en el camino.
En lo que a noso­tros res­pec­ta, el pre­sen­te es dul­ce.
Dul­cí­si­mo.
Sabe­mos que exis­te un lugar, una tie­rra don­de mana leche y miel y hacia ella nos diri­gi­mos.
Por ella cami­na­mos.
Y por ella exis­ti­mos.
Y tene­mos la cer­te­za que en sus pra­de­ras hay mucho, pero mucho por pro­bar.

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Nació en Posadas,‭ ‬Misiones, el 10 de octubre de 1969. ‭ ‬Entre sus publicaciones,‭ ‬cuenta con una editada por una editorial española‭ ‬–“Cuentos sin Fronteras‭”‬-,‭ ‬otra editada por el Consejo Federal de Inversiones‭ ‬–“La Muralla del Verso‭”‬-‭ ‬por un Premio nacional de Poesía,‭ ‬y otro publicado por la Casa de la Moneda,‭ ‬a través de un convenio hecho con la Sociedad Argentina de Escritores‭ ‬–“Cuentos sin Espacio‭”‬-.‭ En el año‭ ‬1999‭ ‬publica su primer libro:‭ «‬Cenizas del Tiempo‭»‬,‭ ‬poemario que ese mismo año se consagró con el Premio Arandú,‭ ‬máximo galardón artístico otorgado por la Municipalidad de Posadas. En el año‭ ‬2005‭ ‬el Consejo Federal de Inversiones de Argentina le imprimió el libro‭ «‬La Muralla del Verso‭»‬,‭ ‬como consecuencia del Premio Federal de Poesía obtenido en‭ ‬2003.‭ ‬Este libro posteriormente recibe también el Premio Arandú de la Municipalidad de Posadas. Entre‭ ‬2007‭ ‬y‭ ‬2009‭ ‬publicó‭ «‬Sonetos Ideales‭»‬ y el libro de cuentos:‭ «‬Cagliostro y el Museo de Piedras‭»‬,‭ ‬mientras que la Editorial Tres Mas Uno le editó‭ «‬Poemas Selectos‭»‬.‭ En abril de‭ ‬2014,‭ ‬es elegido por el Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores Sede Central,‭ ‬Alejandro Vaccaro,‭ ‬para representar a Misiones en un convenio hecho con la Casa de la Moneda y dicha institución,‭ ‬para probar una máquina de última generación que produce libros en tiempo récord.‭ ‬Allí se imprimieron‭ ‬100‭ ‬ejemplares de su libro hasta entonces inédito‭ «‬Cuentos sin espacio‭»‬,‭ ‬resultando uno de los‭ ‬14‭ ‬autores nacionales cuya obra salió con el sello de Casa de la Moneda,‭ ‬gracias a dicho convenio. En mayo de‭ ‬2014,‭ ‬a través de su cuenta de Twitter‭ (@‬anibalsilvero‭) ‬participó del Concurso Internacional de Microficción convocada por Fundación El Libro,‭ ‬donde dos microcuentos suyos resultaron finalistas,‭ ‬y finalmente uno de ellos obtuvo el Segundo Premio Internacional,‭ ‬cuyo galardón fue entregado en el marco de la‭ ‬40°‭ ‬Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Ha publicado también:‭ «‬Cartas a la Fantasía‭»‬,‭ «‬Versos Reversos‭»‬,‭ ‬y‭ «‬Azul migaja‭»‬,‭ ‬poesía‭; ‬todos de edición del autor. En septiembre de‭ ‬2014‭ ‬obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Poemas de la Yerba y la Yerba Mate,‭ ‬organizado por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Apóstoles,‭ ‬con el poema inédito‭ «‬Mate compartido‭»‬. Desde el año‭ ‬2009‭ ‬y hasta‭ ‬2015,‭ ‬se desempeña como Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores filial Misiones,‭ ‬desde donde gestiona numerosas actividades. En el año 2015 publicó “Micropoemas” y “140”, y resultó finalista por segundo año consecutivo del Certamen Internacional de Microcuentos organizado por la Fundación El Libro. Más información del autor puede encontrarse en Wikipedia,‭ ‬la Enciclopedia más grande del mundo: http://es.wikipedia.org/wiki/Anibal_Silvero Bibliografía: Cenizas del Tiempo, Poesía (1999- edición del autor); Cartas a la Fantasía, Prosa Poética (2002- edición del autor); Cuentos sin Fronteras, (2003 - editado por Editorial Club Universitario, Alicante, España); Versos Reversos, Poesía irónica (2005 – edición del autor); La Muralla del Verso, (2006- editado por el Consejo Federal de Inversiones de Argentina) ; azul migaja, Poesía (2010- edición del autor); Sonetos Ideales, Sonetos (2011 –edición del autor) ; y Cagliostro y el Museo de Piedras, cuentos, (2011 – edición del autor); Poemas Selectos (2012 – Editorial Tres Mas Uno). Cuentos sin espacio,(2014, editado por Casa de la Moneda) Micropoemas, (2015, edición del autor) 140, (2015, edición del autor)