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Rodrigo Petryla

En un mundo de píxeles tecno: Entrevista a la compositora Andrea Dulko

Música de Misiones: La compositora misionera Andrea Dulko mirando a un costado, con media cara pintada de verde y sobre un fondo de colores. Toda la imagen está posterizada, como si fuera parte de un videojuego antiguo.
Por Café Azar

Andrea Dulko es una cantautora independiente actualmente radicada en Oberá, Misiones. Nacida en el seno de una familia de músicos, actualmente se desempeña como profesora de música en el Polivalente de Artes y estudiante de la Licenciatura en Música y de la Tecnicatura en Medios Audiovisuales y Fotografía, ambos de la Facultad de Arte y Diseño. Ofreció una enriquecedora entrevista para el programa radial de Cultura en Movimiento, conducido por Café Azar y transmitido por Radio Libertad, donde rememora sobre su viaje artístico y explica, entre otras cosas, por qué la música compuesta para videojuegos no es menos que cualquier otra.


https://todomisiones.com.ar/wp-content/uploads/2023/01/002-Andrea-Dulko-compositora-misionera-RADIO-LIBERTAD.mp3

Café Azar: Estaba en la última jornada de Oberá en Cortos un viernes tipo once o doce de la noche, frente a la Catedral de San Antonio donde estaba el camión de Cultura en Movimiento. Ahí estaba una querida mía, Dani Azida, que iba a poner música. Pero también me encontré con un trío, con un teclado en el medio y guitarra y batería, y una música espectacular. Era Andrea Dulko la que estaba tocando en aquella noche de cierre.

A partir de ahí dije “Bueno, quiero escuchar algo más,” y en su canal de YouTube encontré un material grabado en 2020, y después algunos videos. Por lo que uno ve, maneja diferentes géneros musicales – tanto desde lo académico como desde lo popular. Así que es un gusto para nosotros poder charlar con ella. ¿Cómo te va?

Andrea Dulko: ¿Qué tal? Buenos días. El placer de estar en el programa es totalmente mío.

CA: Gracias Andrea por permitirnos charlar un poquito y conocerte más. Tengo todo un texto acá presentando tu trabajo, pero me gustaría que lo cuentes vos. ¿Cómo comienza tu relación con la música? ¿Cómo empezás a navegar por los distintos géneros, lenguajes, estéticas, y poéticas dentro de las posibilidades musicales que uno tiene cuando se encuentra con esto?

AD: ¡Uf! Pasaron todo tipo de cosas en mi trayectoria artística. Mis papás son docentes: mi mamá es profesora particular de música y mi papá es licenciado en Música, trabaja en el nivel secundario y terciario, y cuando era muy chiquita – tenía cinco años – mi papá me puso un teclado en frente y me dijo “Vamos a comenzar a estudiar.” Y de ahí yo comencé a estudiar, probando lo que me gustaba y lo que no. Me acuerdo de que los primeros temas que aprendí fueron temas de new age en teclado. Entonces desde ahí entró medio rara la premisa. A partir de allí continué tocando.

CA: O sea que lo primero fue (Maurice) Jarre, Vangelis, y todo eso.

AD: ¡Exactamente! Ese fue el primer contacto que tuve con el teclado. Después estudié en el Polivalente de Artes. La vida dio vueltas y ahora estoy trabajando ahí como profesora. Estudié en el trayecto artístico, hice guitarras e hice piano. De ahí tuve contacto con diferentes géneros musicales: con rock, con pop, con folclore, y con mucha música académica – música clásica, de Mozart y Beethoven.

Terminé estudiando Profesorado. Primero quería hacer guitarra eléctrica, pero después me tiré más para los teclados. Al bajo lo comencé por una banda, porque teníamos una cuando yo tenía doce o trece años llamada Stereo Bit. Me habían invitado porque necesitaban bajista, aprendí el bajo, y desde ahí no lo paré de tocar. Después hice el Profesorado, me recibí de profesora, seguí haciendo música, y me acuerdo de que en un momento un amigo me había pedido componer un tema para un videojuego que él estaba programando. Yo nunca había hecho nada de composición en mi vida, y le digo “Bueno, vamos a componer algo así te ayudo a que ese videojuego salga a la luz.” Al final no sé si salió o no todavía, pero así fue cómo empecé a componer.

Estaba tomando clases de jazz con Leandro Yahni en Posadas, que es integrante de Jugo de Tigre, y traté de aplicar lo que yo sabía. Era terrible el tema. Horrible la composición que mandé, y fue lo primero que compuse, pero desde ahí no paré de componer, porque me di cuenta que podía hacer un montón de cosas que no podía hacer tocando temas de otros. Comencé a componer un montón de cosas, muchas de las cuales quedaron en la nada. Después publiqué algunas experimentaciones en internet, y de sorpresa me llamaron para tocar en la Facultad. Preparé seis temas que tenía, que hace dos años los venía trabajando y que son los primeros seis temas del álbum que publiqué este año, y los presenté.

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CA: Hay una combinación de muchas cosas ahí, y por eso me parece interesante tu propuesta. Desde lo que sale de la partitura, de lo académico clásico, a esto del videojuego como posible insumo para la creatividad musical. La música aparece por varios lados, y no siempre donde pensamos que está.

AD: Exactamente. A los cinco años, cuando comencé a estudiar música, comencé a jugar videojuegos. Fue al mismo tiempo. La música que se crea para los videojuegos es muy especial: tiene características tanto formales como armónicas. Es un género en sí mismo, que por ahí hace poco se le comenzó a dar el nombre de 8-bit o chiptune, por lo que lo agregué a lo que interpreto, porque es difícil cerrar esa música experimental en un solo género. Pero va por ahí.

Tanto las películas como los dibujos animados, todo lo que uno consume, tiene música muy interesante. Hace unos años, según mi percepción, dentro del videojuego se comenzó a darle una importancia bastante importante a las composiciones que se crean para los videojuegos, y se toma parte de los elementos formales para experimentar y decir “Vamos a complejizarlo. Vamos a tratar de generar emociones que vayan con lo visual pero que también transmitan algo con la música.” Me pareció muy interesante ese mensaje y lo tomé.

Después, lo que hice fue combinarlo con las técnicas que yo tenía de la música clásica, del jazz, y del rock, que viene de mi familia porque mi papá es súper rockero, y desde chica yo estuve escuchando Megadeth – toda mi adolescencia básicamente. Lo combiné con eso y se termina creando algo como “sonidos nuevos,” u otra cosa.

CA: Me dejás picando dos cosas. Por un lado, pensaba que, en algún momento, se menospreciaba o desprestigiaba la música que se hacía, por ejemplo, para las películas. Después apareció Miles Davis con su versión de Someday My Prince Will Come y dijo “No, esto se puede tocar excelente,” y esa canción es parte de la banda sonora de una película. Pienso que con los videojuegos pasa algo parecido. En este momento, ya el insumo, la creatividad, y lo que se pone en juego ahí juega en ligas mayores en cuanto a la música, la composición, y la creación.

AD: Eso es totalmente preciso, sí.

CA: Lo segundo: hace unos días charlábamos con Marcos Nde Ramírez, que tiene una propuesta de intervenir temas locales y regionales clásicos con una “modernización.” Y lo nuevo, lo moderno en la cultura y en el arte es de 1910 ó 1920, y a partir de ahí no sé si podemos hablar de “nuevo” o “moderno,” sino de sonidos o lenguajes diferentes que interactúan de manera – por decirlo así – “original.”

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AD: Estoy de acuerdo. Nosotros tuvimos una cátedra de semiótica en la Licenciatura, y yo tomé como referencia un dúo que a mí me gusta mucho, DOMi & JD Beck, que tocan teclado y batería. Tomé como referencia unas versiones que hicieron de hip-hop de los años 2000, y me pregunté adónde se puede encapsular eso, porque tiene la rítmica y los bajos del hip-hop, pero también la armonía del jazz y la técnica de la música clásica. Entonces, ¿adónde se puede encapsular esto? ¿Adónde nos paramos para decir “bueno, esto es jazz”? Terminé concluyendo que capaz puede ser un jazz alternativo, pero no me animé a hipotetizar sobre esa cuestión, y así sucesivamente.

Para mí, estamos en un proceso y no podremos saber hasta dentro de diez, veinte, o treinta años qué es lo que está pasando ahora en la música. Me parece que hay varias corrientes muy fuertes que experimentan y mezclan cosas, y todavía están en ese proceso de fusión. Hablamos de originalidad o modernidad, pero no podemos encapsular en un género todo eso nuevo que está sucediendo.

Lo que hablabas de los videojuegos es totalmente preciso. Con lo audiovisual sucedió lo mismo. No se veía en la música esa posibilidad de aportar al mensaje que se quiere mandar con el audiovisual, pero la música bien planteada dentro de lo audiovisual, bien planteada por sí sola, genera ciertas nuevas sensaciones. Los videos musicales y el cine son nuevos lenguajes, porque no se los puede comparar sólo con la música o el audiovisual, sino que te transmite otra cosa totalmente diferente. Con los videojuegos por suerte está pasando lo mismo. Hay muchas posibilidades de hacer arte a través de los videojuegos, y esperemos que eso se siga desarrollando de manera súper positiva.

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CA: Estábamos hablando, en principio, de música instrumental. Agradezco la mención en tu reseña de DOMi & JD Beck, un dúo de chicos de dieciséis y veinte años. Anoche cuando leí la reseña me puse a escucharlos y me parecieron maravillosos. Están apadrinados también por Anderson .Paak, en esta combinación que mencionaste de estéticas y lenguajes. Es muy interesante.

En lo que se refiere a la poética, a la letra de la canción: hay canciones que vos cantás con letras que también son tuyas. ¿En qué búsqueda estás en ese aspecto? ¿Qué rol cumple la letra o la poética dentro de la canción?

AD: La letra para mí es dos cosas. En cierta manera este proyecto comenzó como uno audiovisual, y me dicen “Pero vos estás hablando mucho de cosas audiovisuales” y claro, porque en mi cabeza hay un montón de imágenes que después hacen música. Cada una de las letras cuenta pequeñas historias por separado, y al mismo tiempo tienen un montón de metáforas que expresan cosas que me pasan constantemente y que no puedo expresar de otra manera.

La forma de abordar las letras y contenidos la tomo mucho de Destroy Boys, que es una banda de punk de Estados Unidos con una cantante que es argentina y que toma mate todo el tiempo. Tienen esa esencia de cantar sobre cosas que te pasan pero de forma metafórica, con mucho sentimiento y con mucho poder. A mí me pasa eso. Por una parte, cada una de mis letras cuenta una pequeña historia desde el principio hasta el fin, y también tiene frases breves que te van diciendo cosas que a mí me están pasando.

Por ejemplo: “Mi boca está hecha de metal y tu nombre está grabado en mi interior,” que aparece en mi canción Randal, hace referencia a esos momentos en donde uno quiere desprenderse de algo y termina hiriendo a otra persona, y eso no se te va de la cabeza. No lo podés olvidar por meses y meses, y de repente estás acostada y te acordás de lo que hiciste antes y te decís “Quiero cambiar, quiero mejorar, ¿cómo hago?” Te sentís como un pequeño monstruito en el medio de la gente. Cada canción tiene una especie de rescate metafórico y, al mismo tiempo, son como historias en sí mismas.

CA: ¿Tenés planes para tocar dentro de poco? ¿Vas a venir por Posadas? ¿Hay alguna noticia que nos puedas dar en ese sentido?

AD: Hay un grupo en el que estoy involucrada que es Sección Historietas, en Oberá, y estamos organizando una pequeña feria en donde estaremos tocando en el cierre. Me parece que es una idea muy copada la de ir, ayudar, y aportar en el grupo de gente que hace cómics acá en Oberá. Después se están organizando varias cuestiones con bandas locales con las que estuvimos en contacto. Todavía no hay fecha ni horario, pero estén atentos a las redes sociales porque lo vamos a estar publicando. Cuando quieran que vayamos por Posadas, mándenos nomás un mensajito y vamos para allá.

CA: Gracias, Andrea, por esta entrevista.

AD: ¡Gracias a ustedes! Les agradezco la invitación.

Podés seguir las últimas noticias sobre Andrea Dulko en su canal de YouTube o en su perfil de Instagram. Seguí también a “Cultura en Movimiento” por Instagram. Final del artículo


Esta entrevista fue realizada originalmente
en el programa “Cultura en Movimiento” de Radio Libertad
Productora de “Cultura en Movimiento”:
Melisa Gómez Galeano
Operación Técnica de Radio Libertad:
Héctor Komisarski

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  • Una vida dedicada a la música regional: Entrevista a Cacho Bernal

    By: Misiones Cultural


    Por Café Azar

    Como uno de los músicos más representativos de la región, Cacho Bernal es una presencia bastante difícil de ignorar – en el mejor de los sentidos. Con un conocimiento musical envidiable, su charla con Café Azar, el conductor del programa de Cultura en Movimiento transmitido por Radio Libertad, le sirvió como la oportunidad perfecta para poder adentrarse en su visión sobre la evolución de los géneros musicales regionales y el equilibrio entre esta evolución y la tradición musical; una visión plasmada ahora, en su mayoría, por el rol de Bernal en el trío que forma junto al “Chungo” Roy y Frodo Peralta, otros dos grandes que confirman el innegable poderío de la cultura local. ¿Qué le depara a él y a la música regional en el futuro? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero Bernal tiene una idea.


    https://todomisiones.com.ar/wp-content/uploads/2023/01/CACHOBERNALENTREVISTAEDITADA.mp3

    Cacho Bernal: ¡Hola Café! Buen día.

    CA: Buen día. Yo sé que es difícil, para un músico, hablar a esta hora.

    CB: Sí, bueno, pero hay que estar en movimiento, y hoy es un día hermoso. Al lado de los calores que teníamos, la verdad que está hermoso.

    CA: Corre un lindo viento, una linda brisa.

    CB: Sí, hermoso. Es un día de Misiones agradable, pero con sol. Hermoso.

    CA: Cacho, vos que sos músico hace muchos años – y hay como toda una mitología sobre la vida del músico; se decía que los tangueros eran todos blancos de piel porque solo vivían a la noche, que a la mañana no existían. ¿Vos sos de acostarte tarde? Mirá cómo comenzamos esta entrevista.

    CB: Lo que pasa es que yo tengo como dos disquetes en la cabeza: el de arquitecto y el de músico. El otro, el de arquitecto, me hace ser más o menos “normal.” A veces tengo que levantarme temprano. El gran problema que tenemos los músicos, sí, y que yo lo tengo también, es que no puedo dormir temprano. Parece que las cosas suceden a la noche, en cuanto a esto de la música, o al pensar en la música. Generalmente pasan a la noche. No sé por qué es así.

    CA: Claro, el tema de tocar en los escenarios, generalmente, es nocturno. Y encima creo que debe haber algo – corregime si no es así – que tiene que ver con una cierta adrenalina cuando uno toca un vivo o un show de la cual hay que bajar después.

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    CB: Pero además, creo, la noche “tiene misterio,” como dice Ramón Ayala, y tiene silencios que no existen en el día. Creo yo. La noche tiene eso para lo que piensa en la música y en el arte en general, o en la expresión para no ponernos tan finos. En cualquier tipo de expresión – el que escribe, el que piensa algo, o hasta el que está generando algún alimento. Pero a la noche me parece que suceden esas cosas.

    CA: Contanos un poquito sobre este trío que hace rato viene trabajando. Creo que ya hablamos sobre eso, sobre el Proyecto Gualambao, y la grabación de un material dedicado exclusivamente al Gualambao. Estaba ahora haciendo un racconto de todos los entrevistados del año y sos uno de los pocos que repetimos.

    CB: Gracias. Por nosotros, no por la gente (risas).

    CA: Siempre es un gusto charlar con vos, Cacho. Pero contanos cómo surge este trío Roy-Bernal-Peralta.

    CB: Estábamos pensándolo antes de la pandemia, o al inicio. Se dio primero como un homenaje a Amadon Novoa, un encuentro con el concepto del órgano incorporado a la música argentina y litoral. Como referencia anterior, de hace muchos años, estaba Los Tareferos – era como un hilo conductor desde ahí, por la sonoridad.

    Eso sucedió en 2019, más o menos, y de ahí seguimos tocando cuando pudimos, porque cada uno tiene varios proyectos y viajes. El Chungo y Frodo también hacen trabajo de a uno o dos meses. A veces se van a trabajar a un barco y ahí yo los pierdo, y cuando vuelven seguimos. Así es la vida de los músicos, entre el trabajo, trabajo, y trabajo. El proyecto es una relación de música que creemos que se debe hacer en este momento de la vida de cada uno.

    CA: Vos hiciste una trayectoria que fue desde aquel Clave de Hoy, con música que es difícil de definir hasta el día de hoy, porque era una búsqueda creativa muy fuerte que hasta generó un lenguaje, por más que hubiera influencias que alimentaran la estética del grupo, y ahí ya después un vuelo hacia una recuperación del acervo de la música popular regional.

    CB: Sabés cómo fue cronológicamente la búsqueda, porque creo que siempre hay una búsqueda. En el tiempo de Clave de Hoy, había una búsqueda de una sonoridad jazz-rock con tintes locales y música acústica, que ya era como un esbozo de lo que uno iba a hacer después, ahondar más en lo que tiene que ver con las raíces. Uno toca como habla, y de ahí aparece que uno debería acercarse más a la música que representa más a nuestro paisaje, a nuestra forma de vida. Todo esto, por lo menos a mí, me pasó yendo a vivir al Chaco en los años ‘80. Ahí es cuando me cayó la ficha de que tendría que aprender a tocar chamamé, rasguido doble, polcas, y ahí me fui a la cola de todos estos viejos músicos para que, cuando me permitían, pueda meter algunos bocados. Estoy hablando de los ’80, y hasta hoy seguimos buscando, porque para mí lo más hermoso que tiene la música – y para el Chungo y Frodo también, por eso tocamos juntos – es esto de ir descubriéndola y buscando. Uno va a buscar hasta que se muera, porque si uno cree que encontró se terminó. Eso es, por lo menos, lo que pensamos.

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    En este trío, concretamente, tocamos con instrumentos que manejamos hace muchos años, pero con sonoridades mucho más eléctricas y electrónicas, no tan acústicas como yo siempre hice en estos últimos veinte años. Es abordar géneros que tienen que ver con eso que decía, con nuestra forma de hablar, con nuestro entorno, con lo que es Misiones, con lo que es este mboyeré cultural, con lo que es Paraguay, Brasil, y Corrientes.

    Toda esa mezcla es lo que se puede escuchar en el trío, siempre respetando los géneros. No porque yo esté tocando batería voy a estar tocando pop, o una polca con un criterio pop o rock. Respeto a quien elige eso, pero en nuestro caso intentamos respetar el género y los gestos, todo lo que tiene que ver con nuestra música, pero – obviamente – con los recursos de las músicas que siempre tocamos, como el jazz o la música brasileña. Todos esos recursos son utilizados acá, en esta formación.

    No sé si soy claro.

    CA: Sí, sí. Una cosa que tiene que ver con la percusión en la música regional, que yo sé que la estudiaste y la pensaste mucho. Por ahí en el Gualambao está más marcado, y viste que hay grupos de chamamé que no quieren saber nada con la percusión. ¿Cómo vos encontraste esa veta, esa posibilidad de incorporar esta percusión – que, como bien marcaste, es más acústica – dentro de lo que son los géneros musicales de la región?

    CB: Sería muy largo de hablar, pero sintéticamente toda la música latinoamericana generalmente tiene una rítmica que la baña toda. Desde allá arriba, tocando joropo en la música afroperuana, hasta en la música del noroeste de nuestro país. Lo que hace que se diferencien los instrumentos y la percusión son las acentuaciones – los sonidos graves y agudos que hacen que todo suene chacareroso.

    Si tocás chamamé y lo tocás como una chacarera, o tocás un joropo peruano y lo tocás de la misma forma, eso no está bien, porque no es la forma de dialogar que tienen cada uno de esos sectores. El acento es lo más rico que tienen. Las acentuaciones son como la forma de hablar.

    CA: Es la tonada o sotaque, como dicen los brasileros.

    CB: Es el sotaque, claro. Yo hablo con la elle, y nunca dejé de hablar con la elle. Todos los músicos con los que toco, en Buenos Aires, Entre Ríos, o Santa Fe, me dicen “el paraguayo,” porque hablo con la elle. Eso no es menor, porque uno toca el chamamé como chamamé, no como chacarera. Para un percusionista interesado, sería más fino comentar sobre donde están las situaciones, pero no convendría hablar de eso ahora, porque la gente se va a aburrir.

    CA: No, no creas. Es muy interesante porque el tema es interesante. Ha habido, en lo que es la música de la región, varias formas de encararlo, de pensarlo, y de trabajarlo, y algunas fueron muy populares. Se me ocurren los saloncitos, por ejemplo. Y por ahí está bueno reflexionar también sobre esto, sobre cómo se incorpora un instrumento que, de inicio, no estaba. ¿O sí?

    CB: Yo toco hace veinte años con (Raúl) Barboza. No sé si te conté esta anécdota o no, pero hace diez años una vez estábamos tocando en el Festival del Chamamé y a él lo contrataron para tocar en el Festival del Mburucuyá de Corrientes. Le llama uno de los organizadores y le pregunta si es que va a ir a tocar con “esa percusión africana” que tiene, porque “ahí no se toca con percusión.” Entonces Raúl le dijo que le agradecía la invitación pero que él no iba a ir a tocar, porque esa era su forma de expresar el chamamé. Eso existió hace diez años, y de nosotros que vinimos tratando de respetar el género.

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    Entiendo – hay un 80%, tal vez menos porque se divulgó un poco más –, pero se trata de respetar los géneros, de conservarlos, y de no invadirlos, lo que no quiere decir ser obtuso y decir que un chamamé no se puede tocar, no sé, con acordes distintos a los que estaban compuestos. El ejemplo de eso son, para mí, Rudy y Nini Flores, que incorporaron en el chamamé un montón de elementos que hasta tienen que ver con la música erudita. Uno ni se da cuenta, pero tiene un trabajo impresionante y nunca dejó de ser chamamé.

    CA: Además reconocido (como chamamé) por los propios.

    CB: Claro, claro, pero corriéndose de lo tradicional. Sería largo, porque es interesante además.

    CA: A mí me parece interesante y creo que está bueno que se abra, por lo menos, el debate y la discusión.

    CB: Sí, y además – muy loco – esa vez que tocamos con el trío en el Festival del Litoral – esto es un comentario, una anécdota – Raúl Barboza lo vio desde París y me envió un WhatsApp muy largo diciendo que le había gustado mucho. A él, que dice que no le gusta mucho la música electrónica. Y eso fue una alegría también.

    CA: (Risas) Qué bueno. Cacho, muchísimas gracias por la entrevista.

    CB: Café, es una alegría hablar con vos, porque vos sabés de qué se trata todo. No solo sobre esto, sobre la música, y es mucho más agradable hablar así. Te agradezco mucho.

    CA: Gracias, Cacho. Un abrazo. Final del artículo


    Esta entrevista fue realizada originalmente en el programa “Cultura en Movimiento” de Radio Libertad. Productora de “Cultura en Movimiento”: Melisa Gómez Galeano. Operación técnica de Radio Libertad: Héctor Komisarski.


     

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