La deshonra del ser humano

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Nea­co­na­tus como maga­zi­ne onli­ne nació para que se pro­nun­cien los escritores/as de Misio­nes, del NEA y del mun­do. Tam­bién para ser un espa­cio de mani­fes­ta­ción cul­tu­ral de todas las dis­ci­pli­nas artís­ti­cas. Lue­go la revis­ta se expan­dió a for­ma­tos clá­si­cos como el libro, con su Edi­to­rial, y for­ma­tos digi­ta­les de emi­sión, a tra­vés del pod­cast.

Al comen­zar un nue­vo año agra­de­ce­mos las cola­bo­ra­cio­nes y con­fian­za, y la ayu­da a la difu­sión de todo lo que hemos publi­ca­do. Vamos a con­ti­nuar, aun con­tra vien­to y marea, con los pro­pó­si­tos ini­cia­les.

Pero ade­más de las tra­di­cio­na­les salu­ta­cio­nes y deseos de bien­es­tar y paz para todos, que­re­mos expre­sar una bre­ve sín­te­sis de hechos que, nos sugie­ren, des­hon­ran al ser humano y son preo­cu­pan­tes. Es que no cree­mos en los escri­to­res den­tro de una cam­pa­na de cris­tal, sino inser­ta­dos en la socie­dad. Esta­mos con­ven­ci­dos que hay que ser con­tem­po­rá­neo, esto quie­re decir com­pro­me­ti­do con la épo­ca, y no redac­to­res ence­rra­dos en su mun­do egoís­ta.

El año 2023 no fue bueno para Argen­ti­na, no sola­men­te por un gobierno, el de Alber­to Fer­nán­dez, que con­si­guió que la gen­te se har­ta­ra de los polí­ti­cos, sino ‑por eso mis­mo- per­mi­tió que sur­gie­ra una alter­na­ti­va biza­rra, más­ca­ra de la oli­gar­quía ver­ná­cu­la, que lle­gó para des­gua­zar el Esta­do y la socie­dad al mejor pos­tor. Recu­rren­te con­tra­rre­for­ma neo­li­be­ral, que cícli­ca­men­te pade­ce nues­tro país. Nada iné­di­to.

Toma­mos como refe­ren­cia la línea de la perio­dis­ta y docen­te espa­ño­la Esther Rebo­llo, direc­to­ra adjun­ta del dia­rio Públi­co. ex direc­to­ra del área Inter­na­cio­nal de la Agen­cia EFE, y dele­ga­da en el Sudes­te Asiá­ti­co-Pací­fi­co, Perú, Boli­via y Colom­bia. Asi­mis­mo, en nume­ro­sas oca­sio­nes envia­da espe­cial a paí­ses de Asia y Amé­ri­ca, y difun­di­da en Argen­ti­na por el medio perio­dís­ti­co Pági­na 12. Y regis­tra­mos un iti­ne­ra­rio de con­flic­tos a esca­la mun­dial, que nos sitúa en la car­to­gra­fía com­ple­ja del pasa­do año 2023, con pro­yec­ción hacia el 2024.

En Pales­ti­na se pro­du­jo un esce­na­rio béli­co de dimen­sio­nes impen­sa­das, pro­ta­go­ni­za­do por la orga­ni­za­ción arma­da Hamas y el Esta­do de Israel lide­ra­do por Netan­yahu, un líder polí­ti­co jaquea­do por múl­ti­ples acu­sa­cio­nes de inten­tar apo­de­rar­se del poder judi­cial para arrai­gar un régi­men auto­ri­ta­rio fas­cis­toi­de. Sin duda la peor admi­nis­tra­ción, tenien­do en cuen­ta que Israel cuen­ta con una lúci­da izquier­da, para enfren­tar una lucha con Hamas. De este modo se han gene­ra­do exce­sos con ata­ques irra­cio­na­les, que sufren ambos pue­blos de Medio Orien­te. Sien­do los civi­les (sobre todo jóve­nes, muje­res y niños) las víc­ti­mas ino­cen­tes y ale­jan­do, cada vez más, una jus­ta can­ce­la­ción del enfren­ta­mien­to.

En Áfri­ca hay millo­nes de des­pla­za­dos, millo­nes. De Sudán no se habla, a nadie le intere­sa, pero por gue­rra o ham­bru­na, ahí, como en otras par­tes de ese con­ti­nen­te, hay muer­tos por miles cada día.

En Ucra­nia siguen los com­ba­tes. Los rusos no creen que pue­da frus­trar­se un triun­fo no cues­tio­na­do. Los ucra­nia­nos aguan­tan con la ayu­da de la OTAN, pero mal­gas­tan fuer­zas y no saben cómo van a resis­tir el invierno. Ahí en el Este euro­peo, nadie quie­re reco­no­cer nada y todos pier­den. Es un con­flic­to de resis­ten­cia que tam­bién arras­tra con­si­go pobla­do­res ino­cen­tes.

Esta­dos Uni­dos, que es ejem­plo para muchos argen­ti­nos des­in­for­ma­dos, tie­ne serios pro­ble­mas, como una extre­ma mino­ría super rica, una cla­se media osci­lan­te y una enor­me pobre­za con con­flic­tos racia­les secu­la­res.

Este año, 2024, se con­fir­man varias ins­tan­cias de elec­cio­nes. ¿Eso hace al pla­ne­ta más demo­crá­ti­co? No, de nin­gún modo. La gen­te va a las urnas, pero el poder ya está con­cen­tra­do en unos pocos que segui­rán gober­nan­do a su arbi­trio los des­ti­nos de enor­mes masas de seres huma­nos.

En los paí­ses ára­bes sigue abier­ta la heri­da de la inva­sión a Irak, lue­go de más de vein­te años. Irán, recu­pe­ra pro­ta­go­nis­mo. No es posi­ble aun cono­cer que tan­to poder de influen­cia tie­ne o podría ejer­cer regio­nal­men­te.

Chi­na hace su jue­go de imper­tur­ba­bi­li­dad. Miles de años le dicen que aguar­de las opor­tu­ni­da­des. Pue­de ver pasar antes sus ojos el cadá­ver de la opu­len­cia con­su­mis­ta occi­den­tal. Actual­men­te es un gigan­te (en todos los sen­ti­dos: eco­no­mía, mili­tar, tec­no­ló­gi­co, etc.) que con­ti­núa cre­cien­do sin per­der los ner­vios.

Otro tro­pie­zo impor­tan­te en el año que pasó, es el cam­bio cli­má­ti­co a nivel glo­bal. La cum­bre del Cli­ma estu­vo pre­si­di­da por un jeque y mag­na­te petro­le­ro ¿Le inte­re­sa­rá a ese mul­ti­bi­llo­na­rio que en 2050 habrá 200 millo­nes de des­pla­za­dos por catás­tro­fes ambien­ta­les? El 2023, fue uno de los años más calu­ro­sos de la his­to­ria de la huma­ni­dad. No por el calor humano, sino por la defo­res­ta­ción y el efec­to inver­na­de­ro.

En 2023 hubo más de 700 millo­nes de per­so­nas en la pobre­za extre­ma y casi 35 millo­nes de refu­gia­dos según ACNUR, 2500 per­so­nas per­die­ron sus vidas en el medi­te­rrá­neo. Todo esto sin con­tar los des­apa­re­ci­dos o no regis­tra­dos en todas par­tes del pla­ne­ta. Y el femi­ni­ci­dio no cesa ni amai­na a pesar de los movi­mien­tos mun­dia­les de con­de­na.

Des­de Nea­co­na­tus les deci­mos a nues­tros ami­gos y ami­gas (y a noso­tros mis­mos) que no debe­mos per­der las espe­ran­zas de mejo­rar, pero ‑no sea­mos inge­nuos- por todos lados hay sig­nos de gobier­nos, ins­ti­tu­cio­nes, empre­sas, cor­po­ra­cio­nes y par­ti­cu­la­res que no son hala­güe­ños, sino que des­hon­ran al homí­ni­do en el con­cier­to terrí­co­la de las espe­cies. Oja­lá este­mos equi­vo­ca­dos. Por­que como escri­bie­ra Ber­trand Rus­sell “¿Tie­ne el mun­do un pro­pó­si­to, con­du­ce a algu­na par­te el desa­rro­llo de la his­to­ria, o son éstas pre­gun­tas sin sen­ti­do?”.

Un abra­zo uni­ver­sal.