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Rodrigo Petryla

“Se relega a la academia lo que tiene que ser para todos”: Entrevista a Valeria Darnet

Cultura: Fotografía de Valeria Darnet sobre un fondo colorido.
Por Café Azar

Valeria Darnet es una licenciada en Artes Plásticas oriunda de la localidad misionera de Apóstoles. Es especialista en Producción de Textos Críticos y Difusión Mediática de las Artes y también posee un máster en Economía de la Cultura y Gestión Cultural. Actualmente persigue un doctorado en Artes y forma parte del cuerpo docente de la Diplomatura de Gestión Cultural, organizada por el Ministerio de Cultura de la provincia de Misiones. Habló con Café Azar, conductor del programa de Radio Libertad Cultura en Movimiento, para discutir algunos puntos sobre la actualidad cultural de la provincia y del país, incluida la necesidad que existe de expandir la producción y el consumo de proyectos culturales independientes.


https://misionescultural.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/001-Valeria-Darnet-Licenciada-en-Artes-Plasticas-RADIO-LIBERTAD.mp3

Valeria Darnet: Hola Café, buen día. ¿Cómo estás?

Café Azar: Pero muy bien, muchas gracias por tu tiempo, por poder sentarnos un ratito a charlar. En principio quería hablar sobre esto de pasar de la idea al resultado que, muchas veces, ni siquiera es final, sino que es parte de un proceso, de un proyecto, y que tiene que ver con estrategias y herramientas que uno puede tener para que un proyecto determinado, una idea, una visión, algo que uno imaginó, termine siendo lo que uno quiere ser.

VD: Totalmente. Te escuchaba cuando empezabas el programa, y justamente tiene que ver esto que cultura es todo lo que nos atañe en lo cotidiano. Y por ahí solamente el público logra ver una manifestación o un producto de alguna disciplina dentro del campo cultural pero no ve ese proceso al que vos te referís, y para el cual es sumamente importante identificar, en principio, qué políticas culturales – ya sean nacionales, provinciales, o locales – pueden ayudar a viabilizar y sostener esa idea en un proyecto concreto, ya sea a corto o largo plazo.

Junto a eso, son necesarias herramientas para poder conseguir financiamiento y sortear todos los obstáculos que, lamentablemente, aún tiene la administración pública. Se debe poder entender, dentro de las industrias culturales, cómo se desenvolvería nuestro proyecto o producto cultural. Tenemos que poder comunicarlo efectivamente, y tener en cuenta, también, qué cuestiones atañen al derecho de autor y a aspectos legales que envuelven a determinados proyectos. Eso, la verdad, es bastante interesante, como todo el eje de la Diplomatura.

También tiene que ver la cuestión de que los mismos agentes se reconozcan entre sí y, además, tengan la mirada crítica suficiente para saber cuáles serán sus estrategias efectivas dentro de las políticas culturales.

CA: Hay un tema ahí. Por un lado, pensaba el tema de los lenguajes: los lenguajes artísticos, los lenguajes estéticos. Hay una frase que se repite mucho, que Borges escribió un par de veces: “No estoy orgulloso de lo que escribí, sino de lo que leí.” Esta frase tiene que ver con enlazar con lo que, dentro de un determinado lenguaje, ya se ha producido, creado, y generado, y que alimenta toda otra producción posterior, ¿no?

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VD: Sí. Además, hay una cuestión que también, quizás, desde los que estamos más en el campo académico no se suele tener en cuenta cuando hablamos de cultura: que este valor simbólico, que es sumamente profundo y tiene una carga de arraigo sobre todo regional y local, en nuestros casos, se pueden pensar tranquilamente con un valor económico y no es inconcebible la idea de pensarlo como un todo completo.

Entonces, hay toda una labor del productor y creador cultural que no es la que se ve, pero que sin embargo sí se recibe en algunos casos y para algunos públicos. Después, también está esa cuestión de pensar que un producto es solamente el precio y que ese es su valor, y ahí hay un error de concepción. Porque no se tiene en cuenta con qué noción de cultura cada gobierno diseña sus políticas culturales. Hay cuestiones de fondo, quizás, que el receptor de la manifestación, evento, o producto cultural no tiene en cuenta pero que, justamente, deben ser reconocidos y valorados por el trabajo del gestor.

CA: Claro. Hablando de valores, muchas veces, y con una suerte de idea ligada a la cultura como algo adentro de una torre de cristal, fuera de todas las condiciones económicas de producción cultural, se confunde esto. Me acuerdo cuando fue la discusión en Diputados sobre el tema de las asignaciones especiales. La diputada Romina del Plá, del Partido Obrero, dijo que no podía hablar de temas culturales porque la cultura no tiene nada que ver con la economía, y por ahí estaba confundiendo un par de cuestiones que tenían que ver con la viabilización de una producción cultural y simbólica que está, de muchas maneras, metida en la cuestión económica.

VD: Sí. Es, para nosotros, un campo relativamente nuevo, podríamos decir. Qué tristeza escuchar eso, porque la cultura atraviesa absolutamente todas las áreas de nuestras vidas y, de hecho, el área de cultura debería poder juntarse con cualquier otra área gubernamental para definir decisiones políticas que van a afectar específicamente a los grupos situados que no se tienen en cuenta al diseñar estas políticas y que tienen que ver con cuestiones culturales puntualmente, que son las que definen el cotidiano y el modo de ser y vivir de cada grupo.

CA: Hace mucho tiempo vos venís trabajando en una propuesta que se llama En la Mira, que se trata de crear una especie de corpus de textos críticos de la producción cultural. Esto también es importante para la generación de un campo mucho más amplio y, además, con otras perspectivas.

VD: Justamente este año cumplimos diez años de ediciones. Es un trabajo sostenido a pulmón, grupal, y con el apoyo de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones. Pero es un quehacer necesario – ese reflexionar crítico constante sobre nuestras prácticas y sobre determinados sucesos que van afectando nuestras vidas en general y que no tienen que ver solamente con manifestaciones artísticas. Para nosotros es una labor necesaria que tiene que continuar, aunque sea en diferentes formatos.

CA: Vos sabés que han desaparecido de los diarios – de los medios gráficos fundamentalmente, y supongo que también de los portales de internet – las secciones culturales, que en algún momento alimentaban esta posibilidad de hacer reseñas de libros, generar discusiones sobre determinadas propuestas estéticas, y lamentablemente han quedado marginadas a otros sectores que están también circulando por internet pero que no forman parte de ese registro del medio gráfico.

VD: Qué bueno que me lo mencionás, porque los últimos de los que tengo registro en los grandes periódicos de nuestra provincia, los últimos textos críticos, culturales, con una clave muy semiótica nos los ha dado la Dra. Ana Camblong, que varios de nosotros conocemos. Después, también, pensábamos que los suplementos dominicales se limitaban a informar e incluían alguna que otra entrevista, pero, como decís vos, hay valoraciones críticas que dejaron de estar ya en la prensa gráfica.

CA: ¡Hoy ni siquiera eso está! Digo, un corpus dentro de un medio gráfico dedicado específicamente a cultura.

VD: También es una decisión política y administrativa de cada periódico, convengamos. Pero sí es cierto que no está más la presencia de esta clase de texto para poder leerse impreso o en línea.

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CA: Yo me acuerdo de una época en la que estaba Punto Crítico en Primera Edición y estaba Sed de Cultura, que hacía Francisco Alí Brouchoud en El Territorio, y ambos incluso competían, tenían una suerte de movimiento competitivo en discusiones estéticas y ligadas a políticas culturales y a discusiones sobre la producción cultural. Todo eso ha desaparecido, quizás, y es importante que se vuelva a repensar ese tipo de cuestiones.

VD: Qué bueno que lo mencionás a Francisco, porque el suplemento Sed de Cultura, que funcionó entre 1999 y 2000, fue increíble. La calidad y diversidad de campos que abordaba era impresionante, y lo podías tener cada domingo. Hoy esa posibilidad no está, y siempre se está relegando cada vez más a la academia cuestiones que, en realidad, tienen que circular para todos, y no solo para los que están estudiando en la universidad.

CA: ¡Claro! Este programa está destinado a aquellos que pueden pensarse o pensar como productores culturales o productores en los diferentes lenguajes que tengan que ver no solo con lo artístico, sino también con lo social y comunitario, con las identidades y eso. Un colectivo, una persona, o un grupo que tenga un proyecto y quiera desarrollarlo, ¿por dónde o por qué camino decís vos que tendría que transitar?

VD: Depende del enfoque del proyecto. Para darte un ejemplo que me parece importante, uno de los grupos con los que trabajamos ahora en la Diplomatura tiene un proyecto que está muy interesante y que no ataña solamente a cultura, sino que se cruza con acción social y también ecología. Entonces, en ese reconocer de línea, cómo se cruza lo comunitario y colectivo, hay que ser muy inteligente y saber por dónde canalizar la posibilidad de que ese proyecto se efectúe y que se pueda sostener en el tiempo.

A veces nos limitamos solamente a buscar el apoyo de Cultura, que es una de las áreas más vapuleadas por cualquier gobierno a cualquier nivel, que podría tranquilamente hacer lazos con otras áreas que, por ahí, tienen una incidencia comunitaria más fuerte. No es la idea o el imaginario, que muchas veces se comparte, de que cultura es solamente entretenimiento. No es así. Hay varias líneas de trabajo colectivo posible entre áreas, y también entre agentes – lo que me parece fundamental.

CA: Establecer redes, ¿no?

VD: Establecer redes y reconocerse. Los agentes gubernamentales tienen que empezar a reconocer a los agentes independientes y hay que empezar a trabajar en conjunto, al menos en nuestro territorio misionero. Me parece que sería mucho más fructífero y, además, se lograrían cosas magníficas.

CA: Claro. Bueno, muchísimas gracias por esta entrevista, Valeria. Seguiremos charlando más adelante, seguramente, con otro tipo de propuestas y temáticas que tienen que ver con esto. Por un lado, la construcción de un público, y por otro, dar herramientas a la gente dentro del campo cultural – para que, como vos decís, atraviesen y sean transversales a otra serie de áreas para generar sus proyectos y sus productos.

VD: Gracias a usted, Café, por la oportunidad, y seguramente vamos a seguir hablando. Final del artículo

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Esta entrevista fue realizada originalmente
en el programa “Cultura en Movimiento” de Radio Libertad
Productora de “Cultura en Movimiento”:
Melisa Gómez Galeano
Operación Técnica de Radio Libertad:
Héctor Komisarski

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  • Una vida dedicada a la música regional: Entrevista a Cacho Bernal

    By: Misiones Cultural


    Por Café Azar

    Como uno de los músicos más representativos de la región, Cacho Bernal es una presencia bastante difícil de ignorar – en el mejor de los sentidos. Con un conocimiento musical envidiable, su charla con Café Azar, el conductor del programa de Cultura en Movimiento transmitido por Radio Libertad, le sirvió como la oportunidad perfecta para poder adentrarse en su visión sobre la evolución de los géneros musicales regionales y el equilibrio entre esta evolución y la tradición musical; una visión plasmada ahora, en su mayoría, por el rol de Bernal en el trío que forma junto al “Chungo” Roy y Frodo Peralta, otros dos grandes que confirman el innegable poderío de la cultura local. ¿Qué le depara a él y a la música regional en el futuro? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero Bernal tiene una idea.


    https://todomisiones.com.ar/wp-content/uploads/2023/01/CACHOBERNALENTREVISTAEDITADA.mp3

    Cacho Bernal: ¡Hola Café! Buen día.

    CA: Buen día. Yo sé que es difícil, para un músico, hablar a esta hora.

    CB: Sí, bueno, pero hay que estar en movimiento, y hoy es un día hermoso. Al lado de los calores que teníamos, la verdad que está hermoso.

    CA: Corre un lindo viento, una linda brisa.

    CB: Sí, hermoso. Es un día de Misiones agradable, pero con sol. Hermoso.

    CA: Cacho, vos que sos músico hace muchos años – y hay como toda una mitología sobre la vida del músico; se decía que los tangueros eran todos blancos de piel porque solo vivían a la noche, que a la mañana no existían. ¿Vos sos de acostarte tarde? Mirá cómo comenzamos esta entrevista.

    CB: Lo que pasa es que yo tengo como dos disquetes en la cabeza: el de arquitecto y el de músico. El otro, el de arquitecto, me hace ser más o menos “normal.” A veces tengo que levantarme temprano. El gran problema que tenemos los músicos, sí, y que yo lo tengo también, es que no puedo dormir temprano. Parece que las cosas suceden a la noche, en cuanto a esto de la música, o al pensar en la música. Generalmente pasan a la noche. No sé por qué es así.

    CA: Claro, el tema de tocar en los escenarios, generalmente, es nocturno. Y encima creo que debe haber algo – corregime si no es así – que tiene que ver con una cierta adrenalina cuando uno toca un vivo o un show de la cual hay que bajar después.

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    CB: Pero además, creo, la noche “tiene misterio,” como dice Ramón Ayala, y tiene silencios que no existen en el día. Creo yo. La noche tiene eso para lo que piensa en la música y en el arte en general, o en la expresión para no ponernos tan finos. En cualquier tipo de expresión – el que escribe, el que piensa algo, o hasta el que está generando algún alimento. Pero a la noche me parece que suceden esas cosas.

    CA: Contanos un poquito sobre este trío que hace rato viene trabajando. Creo que ya hablamos sobre eso, sobre el Proyecto Gualambao, y la grabación de un material dedicado exclusivamente al Gualambao. Estaba ahora haciendo un racconto de todos los entrevistados del año y sos uno de los pocos que repetimos.

    CB: Gracias. Por nosotros, no por la gente (risas).

    CA: Siempre es un gusto charlar con vos, Cacho. Pero contanos cómo surge este trío Roy-Bernal-Peralta.

    CB: Estábamos pensándolo antes de la pandemia, o al inicio. Se dio primero como un homenaje a Amadon Novoa, un encuentro con el concepto del órgano incorporado a la música argentina y litoral. Como referencia anterior, de hace muchos años, estaba Los Tareferos – era como un hilo conductor desde ahí, por la sonoridad.

    Eso sucedió en 2019, más o menos, y de ahí seguimos tocando cuando pudimos, porque cada uno tiene varios proyectos y viajes. El Chungo y Frodo también hacen trabajo de a uno o dos meses. A veces se van a trabajar a un barco y ahí yo los pierdo, y cuando vuelven seguimos. Así es la vida de los músicos, entre el trabajo, trabajo, y trabajo. El proyecto es una relación de música que creemos que se debe hacer en este momento de la vida de cada uno.

    CA: Vos hiciste una trayectoria que fue desde aquel Clave de Hoy, con música que es difícil de definir hasta el día de hoy, porque era una búsqueda creativa muy fuerte que hasta generó un lenguaje, por más que hubiera influencias que alimentaran la estética del grupo, y ahí ya después un vuelo hacia una recuperación del acervo de la música popular regional.

    CB: Sabés cómo fue cronológicamente la búsqueda, porque creo que siempre hay una búsqueda. En el tiempo de Clave de Hoy, había una búsqueda de una sonoridad jazz-rock con tintes locales y música acústica, que ya era como un esbozo de lo que uno iba a hacer después, ahondar más en lo que tiene que ver con las raíces. Uno toca como habla, y de ahí aparece que uno debería acercarse más a la música que representa más a nuestro paisaje, a nuestra forma de vida. Todo esto, por lo menos a mí, me pasó yendo a vivir al Chaco en los años ‘80. Ahí es cuando me cayó la ficha de que tendría que aprender a tocar chamamé, rasguido doble, polcas, y ahí me fui a la cola de todos estos viejos músicos para que, cuando me permitían, pueda meter algunos bocados. Estoy hablando de los ’80, y hasta hoy seguimos buscando, porque para mí lo más hermoso que tiene la música – y para el Chungo y Frodo también, por eso tocamos juntos – es esto de ir descubriéndola y buscando. Uno va a buscar hasta que se muera, porque si uno cree que encontró se terminó. Eso es, por lo menos, lo que pensamos.

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    En este trío, concretamente, tocamos con instrumentos que manejamos hace muchos años, pero con sonoridades mucho más eléctricas y electrónicas, no tan acústicas como yo siempre hice en estos últimos veinte años. Es abordar géneros que tienen que ver con eso que decía, con nuestra forma de hablar, con nuestro entorno, con lo que es Misiones, con lo que es este mboyeré cultural, con lo que es Paraguay, Brasil, y Corrientes.

    Toda esa mezcla es lo que se puede escuchar en el trío, siempre respetando los géneros. No porque yo esté tocando batería voy a estar tocando pop, o una polca con un criterio pop o rock. Respeto a quien elige eso, pero en nuestro caso intentamos respetar el género y los gestos, todo lo que tiene que ver con nuestra música, pero – obviamente – con los recursos de las músicas que siempre tocamos, como el jazz o la música brasileña. Todos esos recursos son utilizados acá, en esta formación.

    No sé si soy claro.

    CA: Sí, sí. Una cosa que tiene que ver con la percusión en la música regional, que yo sé que la estudiaste y la pensaste mucho. Por ahí en el Gualambao está más marcado, y viste que hay grupos de chamamé que no quieren saber nada con la percusión. ¿Cómo vos encontraste esa veta, esa posibilidad de incorporar esta percusión – que, como bien marcaste, es más acústica – dentro de lo que son los géneros musicales de la región?

    CB: Sería muy largo de hablar, pero sintéticamente toda la música latinoamericana generalmente tiene una rítmica que la baña toda. Desde allá arriba, tocando joropo en la música afroperuana, hasta en la música del noroeste de nuestro país. Lo que hace que se diferencien los instrumentos y la percusión son las acentuaciones – los sonidos graves y agudos que hacen que todo suene chacareroso.

    Si tocás chamamé y lo tocás como una chacarera, o tocás un joropo peruano y lo tocás de la misma forma, eso no está bien, porque no es la forma de dialogar que tienen cada uno de esos sectores. El acento es lo más rico que tienen. Las acentuaciones son como la forma de hablar.

    CA: Es la tonada o sotaque, como dicen los brasileros.

    CB: Es el sotaque, claro. Yo hablo con la elle, y nunca dejé de hablar con la elle. Todos los músicos con los que toco, en Buenos Aires, Entre Ríos, o Santa Fe, me dicen “el paraguayo,” porque hablo con la elle. Eso no es menor, porque uno toca el chamamé como chamamé, no como chacarera. Para un percusionista interesado, sería más fino comentar sobre donde están las situaciones, pero no convendría hablar de eso ahora, porque la gente se va a aburrir.

    CA: No, no creas. Es muy interesante porque el tema es interesante. Ha habido, en lo que es la música de la región, varias formas de encararlo, de pensarlo, y de trabajarlo, y algunas fueron muy populares. Se me ocurren los saloncitos, por ejemplo. Y por ahí está bueno reflexionar también sobre esto, sobre cómo se incorpora un instrumento que, de inicio, no estaba. ¿O sí?

    CB: Yo toco hace veinte años con (Raúl) Barboza. No sé si te conté esta anécdota o no, pero hace diez años una vez estábamos tocando en el Festival del Chamamé y a él lo contrataron para tocar en el Festival del Mburucuyá de Corrientes. Le llama uno de los organizadores y le pregunta si es que va a ir a tocar con “esa percusión africana” que tiene, porque “ahí no se toca con percusión.” Entonces Raúl le dijo que le agradecía la invitación pero que él no iba a ir a tocar, porque esa era su forma de expresar el chamamé. Eso existió hace diez años, y de nosotros que vinimos tratando de respetar el género.

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    Entiendo – hay un 80%, tal vez menos porque se divulgó un poco más –, pero se trata de respetar los géneros, de conservarlos, y de no invadirlos, lo que no quiere decir ser obtuso y decir que un chamamé no se puede tocar, no sé, con acordes distintos a los que estaban compuestos. El ejemplo de eso son, para mí, Rudy y Nini Flores, que incorporaron en el chamamé un montón de elementos que hasta tienen que ver con la música erudita. Uno ni se da cuenta, pero tiene un trabajo impresionante y nunca dejó de ser chamamé.

    CA: Además reconocido (como chamamé) por los propios.

    CB: Claro, claro, pero corriéndose de lo tradicional. Sería largo, porque es interesante además.

    CA: A mí me parece interesante y creo que está bueno que se abra, por lo menos, el debate y la discusión.

    CB: Sí, y además – muy loco – esa vez que tocamos con el trío en el Festival del Litoral – esto es un comentario, una anécdota – Raúl Barboza lo vio desde París y me envió un WhatsApp muy largo diciendo que le había gustado mucho. A él, que dice que no le gusta mucho la música electrónica. Y eso fue una alegría también.

    CA: (Risas) Qué bueno. Cacho, muchísimas gracias por la entrevista.

    CB: Café, es una alegría hablar con vos, porque vos sabés de qué se trata todo. No solo sobre esto, sobre la música, y es mucho más agradable hablar así. Te agradezco mucho.

    CA: Gracias, Cacho. Un abrazo. Final del artículo


    Esta entrevista fue realizada originalmente en el programa “Cultura en Movimiento” de Radio Libertad. Productora de “Cultura en Movimiento”: Melisa Gómez Galeano. Operación técnica de Radio Libertad: Héctor Komisarski.


     

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